sábado, 9 de mayo de 2015

Espectáculos... ¿infantiles?



Para ser perfeccionista ya me he tardado en quejarme de algo, y no es que no me den ganas, sino que me controlo para no herir susceptibilidades, pero ahora sí, ni modo, ahí voy a la yugular....

Saben qué me frustra bastante en algunos "shows infantiles", que no son infantiles, me explico porque:
  1. Se dan licencia de presentar porquerías, "¡al fin que son niños, que ni se enteran y con cualquier cosa son felices!". Confunden lo infantil con lo mal hecho, la broma barata o fácil y típicos tópicos; o sea no desgastan muchas neuronas. Y lo siento, pero eso tan sólo denota abuso de poder, ignorancia respecto a la persona en su niñez y una muy pobre concepción del niño, de su dignidad y de sus capacidades. Esa tremenda  minusvaloración, en realidad se traduce en una falta de respeto inconcebible a su valor infinito y va en detrimento del desarrollo de su potencial.
  2. Presentan la grosería, los insultos, la pesadez y hasta los vicios como cuestiones chistosas, mientras tú te matas por ser buen ejemplo y seleccionar lo que ven y oyen. A diario te las ingenias por formarlos en el bien, la verdad y el amor, e intentas cuidad su autoestima y seguridad, así como el lenguaje que utilizan y su comportamiento... Como para que en los shows duro y dale con burlas, golpes, anti valores y diciéndole tonto al vecinoo "autotonteándose".
  3. Descaradamente dejan patente que su finalidad respecto al entretenimiento infantil es puramente económica. Queda claro que ni formarlos ni aprovechar para aportarles algo de valores es su prioridad. Tan sólo venden irresponsablemente su producto sin conocer verdaderamente a su "cliente", su potencial y su impacto en el futuro de nuestro mundo.
  4. El colmo es cuando ya de plano meten chistes de adulto... Me pregunto: ¿por qué no dejan ser a los niños, niños? ¿Por qué la prisa en que crezcan y pierdan la inocencia?
Generalmente, cuando en algún show o evento he estado en desacuerdo con algo, intento buscar a un responsable y comentarlo, tras exaltar todo lo bueno y positivo del mismo. Asimismo, procuro ofrecer alguna idea si existe apertura, por aquello que me enseñó una amiga: "si no ayudas, no critiques"... Sin embargo, van dos en los cuales que no conseguí hablar con nadie y pues los traigo atorados y no logro superar el trauma jajaja

El Circo Hermanos Vázquez, en el cual  sí busqué al dueño al finalizar el espectáculo y no conseguí hablar con él. Luego pensé escribirle una carta y se me pasó el tiempo, pero nunca es demasiado tarde, igual y hasta le hago llegar este artículo. La verdad, en general,  me sorprendió favorablemente el espectáculo. Debo de reconocer los profesionales que presentaron y sus números eran excelentes (equilibristas, contorsionistas, trapecistas,etc. ¡Los que de plano me sacaron de quicio, me arruinaron el show y hasta me enfurecieron fueron los payasos! ¡Y mira que eran talentosos!... Pero gracias a ellos, el siguiente año que se puso la carpa, aunque mis hijos querían ir, no los llevé ni los recomendé.

Verdaderamente me parece de muy mal gusto e irresponsable que se  busque hacer reír a través de puras faltas de respeto... Inevitablemente al ver cosas así, me cuestiono:

¿Qué no el bullying va a la alza y se tienen que tomar medidas? 
¿Qué no los bulleadores también se divierten pegando y molestando? 
¿Qué tiene de gracioso enseñar a los niños a reírse de estarse gritando, molestando, pegando y hacerse groserías uno a otro? 
¿Por qué normalizar la falta de educación y de respeto por el otro? 

Bueno y para rematarlo salían actuando de borrachos y luego, pasaba algo de que se quemaba o lo quemaban, no recuerdo... Claro que tus hijos no entienden por qué los adultos se ríen y te preguntan... Pero  a ver, ¡explícale al chiquillo!... Lo de la borrachera, en chino y lo de que se quema, hasta les angustia la imprudencia...

Total, en mi humilde opinión, si les cuesta tanto cambiar el paradigma del payaso vulgar y corriente (que aquí entre nos el Cirque do Soleil ya cambió totalment), pues que metan otra cosa; hasta canciones educativas que los niños puedan interactuar y realizar, tipo Canta-juegos (búscalos en YouTube).

El otro show que traigo atorado fue Frozen en el Complejo Cultural Universitario de la BUAP. No sé qué se fumaron los escritores y directores,  o si sólo fue un lapsus brutus, aunado a una inundación desastrosa de creatividad, pero es que  tunearon totalmente la historia. Cómo estaría la cosa, para que mi hijo de 4 años dijera:  "¡yo creo que no acabaron de leer el cuento o de ver la película!". Además de esto, por suerte, no asimiló mucho  de los jaloneos y diálogos irrespetuosos que dejaban a las princesas y demás personajes, como unos meros meros pelados, majaderos, altaneros y contestones. Y obviamente, mucho menos captó los chistes de adultos, colorados, blancos y de política (hasta a la Elba Esther Gordillo salió embarrada) que metieron y que no venían ni al caso.

Lo que sí clamó al cielo fue el cambio radical de la historia. Vaya,  en pocas palabras, ¡la destrozaron! Se echaron al traste lo que esta película promueve de manera innovadora: no te cases con el primero que te cruces, el amor verdadero no se reduce a un beso y fueron felices por siempre, el amor verdadero incluye más que sólo el príncipe azul... ¡En fin, me repateó que al final Ana se curara porque besa a Hans! Sí, así como lo oyen. Qué decepción, ¿verdad? ¡A la goma el súper acto de amor de Ana, de dar su vida por salvar a su hermana!

Este show sí que superó mi paciencia.... Del otro me podrían decir exagerada, pero éste atenta contra la verdad. Que sean honestos y se inventen su historia con su título propio y que  te la vendan como tal, como otra obra y que no se aprovechen de la marca de Frozen, para con mentiras hacerte asistir una farsa y además, de quinta. Los niños querían ver Frozen, porque eso decía el boleto por el que pagamos.  Por tanto, independientemente de lo mala que estuvo, ¡fue un robo, un abuso!

En fin, de verdad invito a quienes tienen el talento para producir eventos y materiales infantiles que intenten  ir más allá del negocio.

¡Sean conscientes de la trascendencia que sus obras pueden tener en la vida de nuestros hijos, ciudadanos del mundo! 
¡Sean conscientes que nuestros hijos son nuestra herencia al mundo, son el futuro!

El tiempo de ocio ocupado en eventos de entretenimiento no debe ser tiempo perdido o gastado, sino tiempo invertido y aprovechado para formarlos, inculcarles valores e impulsar su potencial. El espectáculo no debe ser sólo para que ustedes ganen dinero, ni un tiempo que no deja nada bueno y menos que te inculque "malas ideas". El tiempo es oro y hay que aprovecharlo al máximo. Por eso, hay que cambiar el chip y darnos cuenta que el entretenimiento no está  peleado con la formación y el engrandecimiento y enriquecimiento  de la persona.

¡Sí importa lo que ven y oyen nuestros hijos, 
además, recuerden,
se enteran mucho más de lo que nos imaginamos!




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