No había logrado terminar un artículo, pero hoy tras varias interrupciones y aunque mañana me arrepienta porque son las 2am y sin perfecionismos, conseguí acabar uno, luego lo revisaré ...
¿Quién no ha pasado por días y noches de “reto
olímpico” con niños pequeños? Para no decirles de terror, jajaja, en las cuales
se ponen a prueba todas tus habilidades
conocidas y desconocidas. Situémonos, por ejemplo, con algunos casos relevantes y probables con 3 hijos, sucedidos en el lapso de escasos 4 meses... cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia:
- El marido de viaje de trabajo y tú sola por la noche con 3 hijos, incluido un bebé recién nacido. Entonces, mientras creías que tenías tiempo para trabajar en la compu, viene uno y te guacarea, a ti, la silla, la compu, el suelo y a él mismo. Así tras cambiarlo, cambiarte y limpiar; es acostarlo, cantar victoria y de nuevo escuchas ese tétrico ruido, pero ahora decoró la cama, así que el proceso de limpieza incluye cambio de sábanas. Previniendo un nuevo episodio, desempolvas un colchón de plástico y a dormirlo ahí, para que remate con la última guacareada y su correspondiente sesión de limpieza antes de que consiga amablemente dormir, lo poco que queda de noche o madrugada qué se yo, para que justo se levante el bebé a mamar y tú puedas seguir haciendo horas extra…
- O bien, dejemos la historia con el marido de viaje y 3 hijos, para que el mayor no pare de toser, literal, no pare y la fiebre no le baje ni con neomelubrina. Lo sacas del cuarto para que no despierte al hermano de en medio, pero ni modo que lo metas a tu cama con el recién nacido… ¡Ahhhh! Toma de decisiones... ¡Al suelo! Al famoso colchón de plástico de 1 metro. Te acuestas ahí con él, como Horacio, con una pompa en el espacio y con las patrullas de fuera helándote, mientras esperas el cántico angelical imperdonable del recién nacido llamando a su vaca lechera. Total que haces más ejercicio que en el gimnasio, entre brinco y brinco de cama en cama, porque pasas de la tuya a la del suelo y por si te faltara también a la del hijo de en medio que reclama tu presencia en su normal y cotidiano despertar nocturno.
- Y bueno finalmente, le toca una al marido que parece que tiene pacto con los bichos para que lo sustituyan en sus ausencias… Ahora sí, le toca vivir la influenza B de los dos mayores. Así que enclaustrados en casa pero haciendo malabares para que el bebé (ya no es recién nacido pero sigue con lactancia materna exclusiva) no se contagie y para que a pesar de la enfermedad los mayores se entretengan y se diviertan durante el día.
Bueno pues todo este rollo viene a cuento porque hay
mujeres que han decidido libremente dedicarse
exclusivamente a “trabajar en casa con sus hijos”, y recalco, “trabajar”, cuidando a sus hijos cuando son pequeños. Obvio
estoy hablando de una decisión libre y personal, no de una imposición y no de
casos extremos ni dramáticos, sino normales comunes y corrientes de “cualquier”
familia y con alegrías y las dificulatades normales: gripas, diarreas, pleitos y desorden. Sin embargo, existe la tentación de hacerse las
víctimas y encuentran siempre que su situación es la peor, la más dura y han
sufrido como nadie en el mundo y se la pasan comparándose y minusvalorando a
otras que lo tienen “tan fácil”,. No es por nada pero cada quien tiene sus
dificultades, desventajas y sus facilidades y ventajas, recuerden las fotos de Facebook
son un fiasco, no son ni por asomo la realidad, como tampoco es lo que se ve
desde afuera y a final de cuentas el que no tiene “x” tiene “y”.
Casos: n1000 Situación perfecta y fácil: 0
Me parece que el quid de la cuestión, además
de no compararse,
estriba principalmente en la actitud frente
a la vida.
Definitivamente, hay quien siempre ve el
vaso medio vacío y quien siempre lo ve medio lleno.
Ahora bien, definitivamente no sé quiénes son los "despistados"
que dicen incoherencias como, “no
trabaja, sólo está en casa”, a veces desafortunadamente, la mujer misma… Pero
qué barbaridad y que ridiculez: ¡SÓLO! ¡Como si la casa y los hijos no
implicaran trabajar y moverte! De hecho, estoy convencida que en muchos casos,
trabajar en lo que te gusta, de medio tiempo o tiempo completo resulta “más
fácil”. En la empresa puedes ejercer tu profesión, puedes
tomarte un break, comer o no hacerlo, dejar algo para mañana o al menos para
después, hablar con adultos, en muchos trabajos los errores se traducen tan sólo
en pérdidas económicas o en el peor de los casos en que te busques otro trabajo
y en caso de que de plano no estés a gusto, hasta puedes renunciar.
Con tus hijos y en tu casa, ejerces todo tipo de
profesiones, no sólo la que elegiste sino hasta las que ni se te habían ocurrido:
enfermera, doctora, psicóloga, cantante, bailarina, pintora, ingeniera,
arquitecta, réferi, coach, lavandera, chef, peluquera, diseñadora,
administradora, mercadóloga, personal shopper, etc. Raramente puedes tomarte un break y de hecho,
posponer asuntos resulta en muchos casos imposible (cambiar pañales atómicos es
impostergable, darles de comer y que hagan sus siestas es imprescindible si no
quieres que se conviertan en fieras o en boxeadores, jugar con ellos,
enseñarles y formarlos), etc. Eso sí, lo comúnmente postergado a fecha
desconocida, resulta ser “tu” regaderazo delicioso y tranquilito, “tu” ida al
baño con la puerta cerrada, “tu” comida caliente, “tu” tiempo libre, etc. Por otra parte, con los hijos en el mejor de
los casos un error se traduce en una curita o un chichón, unas pompas de
mandril por no cambiar el pañal a tiempo y unos que otros llantos; en el peor
de los casos heridas graves en el alma de tus niños o vidas perdidas y sin
sentido. Además, sobra decir que no
puedes renunciar ni cambiar de hijos.
Y todo esto no es una queja sino sólo la realidad.
Es fácil juzgar y minusvalorar a quienes han decidido quedarse en casa a
trabajar con sus hijos de tiempo completo y sobretodo es un error decir que son
sumisas, retrógadas y que se retrasan
profesionalmente. Creo que ellas ejercen más profesiones, desarrollan más
habilidades, realizan más variedad de tareas, toman más decisiones, tienen más
negociaciones e innumerables ocasiones de manejo de crisis y ejercicio de la
creatividad que en cualquier otro trabajo que pudiera haber hecho durante esos
años.
En fin, con los niños cada día es una caja de
sorpresas y cada noche cuando logras tener a todos tus hijos en la cama bien
dormidos y tienes al menos 2 segundos de paz y tranquilidad aunque sean las 4am,
da tiempo de valorar el silencio, la
salud y reflexionar sobre la gran bendición que son los hijos. Esos niños
que aún enfermos te abrazan, te sonríen, te dicen que te quieren, que eres lo
mejor y te agradecen tu compañía y tu cariño, incluso tristemente, hasta después
de tus lapsus brutus de descontrol donde la riegas totalmente. Los amas con
locura e intentas hacerlo bien y mantener la cordura en el “caos” que trae
consigo el ser responsable de ellos, pero definitivamente hay momentos en los
que te alejas vil y gachamente de lo que quisieras hacer o decir; sea por
cansancio, nervios, incertidumbre, personalidad indomable… Y a pesar de los
pesares, de tus errores y hasta de injusticias cometidas, ellos te enseñan a amar sin medida y sin condiciones, te perdonan,
reclaman tu presencia además de a veces, con lágrimas y gritos, especialmente con confianza plena en ti, admiración y una sonrisa sincera y hermosa.
Lo anterior lo digo con el corazón partido, en verdad no “abusemos” de nuestro poder, de
su inocencia y de su bondad. Duele “herirlos”
y a veces creo que duele más que “no te lo tomen en cuenta”. Obvio es
normal que no seas perfecta, pero
igualmente llega la noche y hay más de tres actos o decisiones tuyas con
respecto a ellos que hubieras preferido que fueran distintas y te conformarías
con un recetario para ser la mamá ideal. Dado
que no existe, ni el recetario ni la mamá ideal, sino sólo mamás perfectamente imperfectas
para niños perfectamente imperfectos, tan sólo queda aprender de los errores y
poner medios concretos para mejorar, teniendo un plan bien descrito para
perdonarte, levantarte y mirar hacia arriba para seguir caminando y mejorar lo mejorable.
Lo importante esconseguir no sólo “sobrevivir” esta
etapa tan demandante, a nivel físico y emocional, con los hijos pequeños y hacerse
la mártir. Lo que toca es asumir la
decisión de estar a tiempo completo con ellos con agradecimiento, con responsabilidad,
y entonces, vivirla y especialmente,
disfrutarla, porque pasa volando. Es cierto que la jornada laboral diurna total
con niños pequeños suele ser de unas 15hrs ininterrumpidas a veces sin breaks
ni para ir al baño (tipo de 6am a 9pm sin contar las horas extras de amamantamiento
y despertares nocturnos). Sin embargo, aunque
usted no lo cre... Todo pasa y ¿saben qué?
Con sus altibajos, en la salud y en la enfermedd, es fundamental poder decir sinceramente antes de cerrar los ojos:
Con sus altibajos, en la salud y en la enfermedd, es fundamental poder decir sinceramente antes de cerrar los ojos:
¡Gracias, hoy fue un gran día!
¡No lo cambio por nada!
¡Mis hijos son lo máximo, los admiro!
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