martes, 28 de octubre de 2014

¿Cómo le haces con 3 hijos?


 


Hace tiempo que a varias amigas les he pedido que escribieran artículos sobre cómo se organizan cuando tienen más de 1 hijo. No porque exista una forma correcta, sino al contrario, porque hay mil y un maneras distintas y a veces te ayuda conocer la variedad y ver que “sí se puede”. De hecho, los tips ajenos se pueden aprovechar, aplicar, modificar o desechar, pero siempre resulta interesante conocerlos. Asimismo, las chocoaventuras de otros pueden servir para animarte, para consolarte y darte cuenta de que todos vamos en el mismo barco y vivimos situaciones muy semejantes o también para subirte el autoestima y descubrir que eres mejor madre/padre de lo que a veces te juzgas, o bien, sólo para destensarte y reírte. Entonces, esa risa te da fuerzas para seguir, ya que te deja claro que pasado el tiempo, lo que ahora parece misión imposible, mañana no sólo serán historias recordarás con una sonrisa o carcajadas, sino hasta con un dejo de nostalgia y añoranza.  
            Así que lo que viene no es un recetario, sino sólo anécdotas, a veces de una náufraga, otras de una superviviente, otras de conquistadora y otras de una extraterrestre que no sabe si realmente pertenece a este, su mundo…Y es que empecemos por reconocer que cada situación tiene su "gracia". Cuando eres primeriza te sientes sobrepasada de dudas y cansancio, sientes que tuviste trillizos. Sin embargo, la realidad es que cuando tienes al segundo, piensas lo mismo e invariablemente más de una nos preguntamos: ¿por qué sigo teniendo dudas? ¿No debería de dominar esto? Además, surge una interrogante muy peculiar: ¿no entiendo por qué antes se me hacía tan complicado, si "sólo" era uno? Lo curioso es que esto se repite cada vez que hay un nuevo integrante. ¿Ahora resulta que crees que antes no era para tanto?… ¡No!!!!!!!!... ¡No te minusvalores ni por un segundo! Es cierto que vas formando callito, pero eso sirve para algunos aspectos, no para todo. Cada bebé es diferente, igual que tú, tu marido y tus circunstancias. Además, un nuevo integrante siempre pone a prueba la capacidad de amar, de adaptabilidad y de realizar un proceso de reingeniería familiar con nuevos procedimientos, movimientos y logística.
            La llegada de un nuevo hijo es como pasar de nivel en un videojuego. P.e. en mi época era Mario Bros, sí que al llegar a los castillos y colgarte de la banderita el siguiente nivel era “lo mismo”: darte de cocos con los ladrillos para hacer puntos, sacar hongos o florecitas, meterte a túneles, coger monedita y patear patos… ¡Efectivamente, sí hacías cosas similares, pero definitivamente, no era lo mismo el nivel 1 que el 9. Cada vez había nuevos retos de mayor dificultad! Pues bueno, igual con los hijos, el cambio de 1 a 2 tiene su gracia y sus "novatadas", pro el asunto de 2 a 3 ya sube el nivel de dificultad, empezando porque te faltan manos. Además, de 2 a 3 hasta coche nuevo necesitas, si quieres cumplir con la normativa de seguridad para traer a todos en sus respectivas sillas y si quieres meter todas las pertenencias que se cargan al salir con los 3 angelitos.
            Sin embargo, es cierto que hay cuestiones que permanecen intactas desde que aparece el primer angelito: comer caliente es un lujo, ducharte e ir al baño con calma y sin espectadores es una batalla perdida, descubrirte tarareando o cantando a todo pulmón canciones infantiles o la “Let it go” de turno es algo que sucede con más frecuencia de lo que imaginas, dormir de corridito  y hasta tarde son meras utopías, porque para cuando puedas hacerlo, biológicamente no lo podrás conseguir, entre otros básicos de la maternidad/paternidad que en realidad son simplemente hechos a asumir.
            Ahora bien, yendo a lo práctico, ¿cómo mezclas las actividades de 3 hijos, de 4a, 2a y recién nacido? Pues, el chiste es lograr hacerlo, además de por prueba y error, de manera conciente, planeada y organizada e ir mejorando lo mejorable constantemente. Eso sí, sin traumarte por los tropezones inevitables que tendrás y  especialmente, metiéndole una buena dosis de humor.  Para lograrlo, hay dos cuestiones son fundamentales:

En primer lugar, RELÁJATE.
Tienes que aprender a verte a ti, a tu casa y la vida misma con los ojos medio cerrados, como por una rendijita. Esto es, ¡olvídate de perfeccionismos absurdos y de lo que dicen que debe ser! Desde el primer parto, tal vez o más bien, de seguro, ni tú, ni tus hijos, ni tu casa estarán como salen en las revistas, ni este rollo funciona como en las películas o como a tu vecina. Tú, más de una vez lograrás bañarte a medio día y salir "sólo" con una manchita que se quitó con toallita húmeda (tus mejores aliadas); pero considera normal que tu blusa favorita se manche tras un beso o un abrazo de tu chiquillo con algo indeleble y que tu reloj o collar sufran tests extremos de calidad con jalones, caídas y demás.  Asimismo, descubrirás que la decoración minimalista es incompatible con casas con hijos, a menos que los arquitectos inventen una varita mágica que desaparezca unos cuantos objetos que vienen incluidos en el pack "hijos", como: la carriola, la silla de comer, la hamaquita, triciclos, bici, disfraces y juguetes que cumplen religiosamente la ley que dice que la materia ocupa un lugar en el espacio. Además, si quieres una foto familiar con todos vestidos y peinados impecables y además sonrientes, viendo a la cámara, mejor ve aprendiendo a usar photoshop. Total que la clave para todo está en el famoso: “keep calm”. Si estás estudiando una maestría o un doctorado, también tómatelo con filosofía y hazte a la idea que su duración es el doble o el triple de la que dice el folletito. Disfruta las materias o la tesis, no las sufras. Si no puedes meter carga completa no te traumes. Y un último consejo, para llegar a tiempo a alguna reunión o cita, piensa que el evento es una hora antes, porque esos días de prisa sucede de todo, literalmente de "todo", lo imaginable y lo inimaginable.  De hecho, regresarte a cambiar un pañal de popó justo cuando acababas de cerrar la puerta es lo mejor que te puede suceder. Así que aprende técnicas de relajación y a contar hasta mil en al menos 20 idiomas, ya que tendrás incontables oportunidades para practicar la paciencia.

En segundo lugar, SACA TUS HABILIDADES DE DIRECTOR DE LOGÍSTICA DE MULTINACIONAL Y DE MALABARISTA, Y SI NO TENÍAS, INVÉNTATELAS O CONSÍGUELAS.
¿Por qué? Porque dentro de la improvisación debes tener muy claras las prioridades y planificar para que la vida no te viva sino que tú la vivas (presupuesto, día de compras, comidas, paseos, etc.).
            Así pues, lo primero  a poner en práctica es el ORDEN, que no implica rigidez inalterable, sino flexibilidad lógica y sentido común. El orden es muy importante ya que donde reina el caos toma el poder la locura y verdaderamente sentirás que tus próximas vacaciones serán en un manicomio. Es necesario conseguir eficacia y eficiencia en el funcionamiento e “intendencia”, para poder “estar-estar” con ellos, jugar y disfrutarlos; si no, los hijos son los “eternos esperadores” y empiezan a hacer “lo que sea” con tal de que les hagamos caso y poder al menos, obtener una mirada, aunque sea de furia. El orden es vital para poder atender a todos, incluyéndote a ti misma. Si te olvidas de ti no podrás ni contigo ni con nadie ni con nada.  Date tus espacios y tus gustitos, apapáchate. Después, generalmente,  la prioridad la tiene el/la más pequeño/a, pero eso no debe traducirse en el abandono de los otros. Además, a veces la prioridad puede que sea otro. Cada uno necesita, además de la atención general, un tiempo individual. Así que dependiendo las edades, puedes aprovechar las siestas, el colegio, las actividades extraescolares para estar con cada uno de ellos para hacer algo especial.

En fin,  ahora entremos a lo práctico y comentemos un día cualquiera con un recién nacido que mama a libre demanda y usa entre 8 - 10 pañales al día, que por cierto no se cambian solos, al igual que los 5 del chiquillo de en medio:
            Pues resulta que te acuestas dando pecho y amaneces igual, encuerada y empapada, cero glamour. Luego puedes colgarte al bebé en un fular para poder preparar el desayuno, dárselo a los mayores y aprovechar para peinarlos mientras desayunan. Si no tienes ayuda para tender camas, preparar comida y algo más de limpieza, definitivamente necesitas aprovechar cuando el bebé duerme  o está tranquilo en su cuna, hamaquita o gimnasio… De cualquier forma,  el primer mes es bastante complicado y lo ideal es tener ayuda.
            Ahora bien, si hay cole para uno o para los dos mayores y los tienes que llevar tú, puedes dejar las loncheras, mochilas y ropa preparada desde la noche. Al bebé puedes llevártelo en pijama, aprovechando que no sabe aún de glamour o vergüenza. ¿Y tú?, pues ya verás qué logras hacer contigo antes o después. Lo que sí es importante, es que des pecho antes de salir para que aguante el camino.
            Si el mediano no va al cole, mientras hace su siesta, puede coincidir o no con darle pecho al pequeño o que éste duerma o no, así que depende, pero si los dos caen, únete a ellos aunque sea por un rato. Si el mayor no fue al cole y necesitas acompañar al mediano a dormir, ponle un juego educativo que le bajes en la tablet, sólo por mientras.
            Y bueno para los ratos de convivencia,  la vida se te facilita con un fular, ya que hasta pueden salir a caminar mientras das pecho o simplemente duerme colgado de ti y no se enfría. Verás que el bebé va felizote en el fular, ni abre el ojo, te da un respirote y hasta haces algo de ejercicio y tomas aire fresco. Cabe recordar, que dar pecho no te hace sorda, ciega, muda, paralítica ni inútil, con un poco de tiempo verás que puedes al mismo tiempo comer, comprar, preparar sándwiches y similares, leer cuentos, cantar, jugar y mucho más.
            Por otra parte, claro que también agradeces los benditos minutos que los mayores  juegan solos, sin pelearse, esta última variable es la esencial. Eso sí, estate alerta ante posibles episodios de silencios sepulcrales. En esos momentos, en lugar de ponerte feliz a disfrutar, olvídate de preocuparte y ocúpate de encontrar inmediatamente a tus chiquillos, porque en el mejor de los casos, puede ser que los encuentres con medio bote de gel embarrado en el pelo y cuerpo o untando la vela blanca del altar de muertos en toda la pañalera negra.  Claro que darles espacio para jugar solos, además de ser beneficioso, puede traer consecuencias como las anteriormente mencionadas o incluso, actos de magia que pueden incluir la desaparición de tu celular o del candado de la entrada, pudiendo rescatar al primero cuando tu hijo de 2 años te informa que “jajaja…se mojó” porque lo metió a la tinita y al segundo, cuando el mayor te dice que su hermano lo metió en la bolsa de almendras del lunch que se lleva la abuela al trabajo.
            Así prosigue tu día, acumulando anécdotas y llega la hora del baño, en la cual, si no les has enseñado a bañarse solos… ¡Hazlo cuanto antes! Para que básicamente, sólo dirijas, supervises y  dosifiques la cantidad de gel y shampoo que se echan. Esto es recomendable si no quieres ver cada día tu baño con burbujas volando hasta tu cama o si no quieres comprar un bote de shampoo para cada día… más que nada porque puede salir un poco  caro y la piel con tanto jabón puede hacérseles delicadita. Lo que sí ayuda, es hacer del baño una actividad y dejarlos jugar ahí en la tina, en lugar de que  sólo sea un requisito a cumplir con prisas y regaños. Si no tienes tina, pon las de bebé, una para cada uno si todavía se bañan juntos, créeme que caben más años de los que te imaginas, aunque sea como sardina…
            Total que luego mientras cenan tal vez también das pecho al mismo tiempo que les ayudas a comer con la mano libre o terminas de preparar lo que falta. Después puede que vean en netflix 20 min de Dora, Diego, Umi Zoomi o algo similar y en ese tiempo aproveches para bañar al bebé y darle un poco de pecho por si no había comido. Para finalmente meter a dormir a todos o con suerte el bebé ya se durmió y quedan sólo 2…


¿Te parece estresante y agotador? Pues sí, para qué negarlo, pero fue el escenario de dificultad máxima, donde estás tú sola… Lo ideal es que no estés sola y que el papá sea corresponsable. Así él puede asumir varias de estas actividades, no que “te ayude”, sino que se haga responsable de ellas. Cada pareja sabrá organizarse, pero por ejemplo si están los dos,  tal vez él se baña primero, prepara desayuno y loncheras y entre los dos dan de desayunar, mientras tú peinas a pedido de los  clientes y luego él lleva al cole y tú recoges del cole. Por la tarde, él puede bañar a los mayores si termina temprano de trabajar  y/o al bebé que da igual si lo baña a las 9 pm o después.
            De cualquier forma cada quién sabe sus circunstancias y posibilidades, si cuenta o no con el marido, si puede o no, tener una persona de planta o de entrada por salida que les ayude o si necesita pedir ayuda a sus padres, suegros, parientes  o amigos. Lo que es un hecho y lamento informarte, es que no eres super woman y criar hijos requiere de una tribu. Así que aunque poseas las cualidades del mejor CEO del mundo y seas súper relajada y organizada, aprende a pedir ayuda y a aceptar ayuda. Es cierto, que con cada hijo descubres habilidades desconocidas y explotas tu potencial, pero también necesitas conocer tus límites y reconocerlos porque si no literalmente explotarás, te derrumbarás o te convertirás en Hulk y acabarás haciendo y diciendo, justo lo que nunca hubieras querido.
            Sea como te organices con 1, 2, 3 o más, hazlo concientemente, relájate y dedica tiempo a ti, para poder darte al 100%, que de eso va la maternidad.

La maternidad exige mucho pero da sin limites,
tu gastarte y desgastarte por tus hijos vale la pena,
es la mejor inversión que puedes hacer, por ellos y por el mundo.





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