Hace tiempo que
a varias amigas les he pedido que escribieran artículos sobre cómo se organizan
cuando tienen más de 1 hijo. No porque exista una forma correcta, sino al
contrario, porque hay mil y un maneras
distintas y a veces te ayuda conocer la variedad y ver que “sí se puede”.
De hecho, los tips ajenos se pueden
aprovechar, aplicar, modificar o desechar, pero siempre resulta interesante
conocerlos. Asimismo, las chocoaventuras de otros pueden servir para animarte, para consolarte y darte cuenta de que
todos vamos en el mismo barco y vivimos situaciones muy semejantes o también
para subirte el autoestima y descubrir que eres mejor madre/padre de lo que a
veces te juzgas, o bien, sólo para destensarte y reírte. Entonces, esa risa te da fuerzas para seguir, ya que
te deja claro que pasado el tiempo, lo que ahora parece misión imposible,
mañana no sólo serán historias recordarás con una sonrisa o carcajadas, sino
hasta con un dejo de nostalgia y añoranza.
Así que lo que viene no es un
recetario, sino sólo anécdotas, a veces de una náufraga, otras de una
superviviente, otras de conquistadora y otras de una extraterrestre que no sabe
si realmente pertenece a este, su mundo…Y es que empecemos por reconocer que cada situación tiene su "gracia".
Cuando eres primeriza te sientes sobrepasada de dudas y cansancio, sientes que
tuviste trillizos. Sin embargo, la realidad es que cuando tienes al segundo,
piensas lo mismo e invariablemente más de una nos preguntamos: ¿por qué sigo teniendo dudas? ¿No debería
de dominar esto? Además, surge una interrogante muy peculiar: ¿no entiendo por qué antes se me hacía tan
complicado, si "sólo" era uno? Lo curioso es que esto se repite
cada vez que hay un nuevo integrante. ¿Ahora
resulta que crees que antes no era para tanto?… ¡No!!!!!!!!... ¡No te
minusvalores ni por un segundo! Es
cierto que vas formando callito, pero eso sirve para algunos aspectos, no para
todo. Cada bebé es diferente, igual que tú, tu marido y tus circunstancias.
Además, un nuevo integrante siempre pone
a prueba la capacidad de amar, de adaptabilidad y de realizar un proceso de
reingeniería familiar con nuevos procedimientos, movimientos y logística.
La llegada de un nuevo hijo es como pasar
de nivel en un videojuego. P.e. en mi época era Mario Bros, sí que al llegar a
los castillos y colgarte de la banderita el siguiente nivel era “lo mismo”:
darte de cocos con los ladrillos para hacer puntos, sacar hongos o florecitas,
meterte a túneles, coger monedita y patear patos… ¡Efectivamente, sí hacías
cosas similares, pero definitivamente, no era lo mismo el nivel 1 que el 9.
Cada vez había nuevos retos de mayor dificultad! Pues bueno, igual con los
hijos, el cambio de 1 a 2 tiene su gracia y sus "novatadas", pro el
asunto de 2 a 3 ya sube el nivel de dificultad, empezando porque te faltan
manos. Además, de 2 a 3 hasta coche nuevo necesitas, si quieres cumplir con la
normativa de seguridad para traer a todos en sus respectivas sillas y si
quieres meter todas las pertenencias que se cargan al salir con los 3
angelitos.
Sin embargo, es cierto que hay
cuestiones que permanecen intactas desde que aparece el primer angelito: comer caliente es un lujo, ducharte e ir al
baño con calma y sin espectadores es una batalla perdida, descubrirte
tarareando o cantando a todo pulmón canciones infantiles o la “Let it go” de
turno es algo que sucede con más frecuencia de lo que imaginas, dormir de
corridito y hasta tarde son meras utopías, porque para cuando puedas
hacerlo, biológicamente no lo podrás conseguir, entre otros básicos de la maternidad/paternidad que en
realidad son simplemente hechos a asumir.
Ahora bien, yendo a lo práctico, ¿cómo mezclas las actividades de 3 hijos, de
4a, 2a y recién nacido? Pues, el
chiste es lograr hacerlo, además de por prueba y error, de manera conciente,
planeada y organizada e ir mejorando lo mejorable constantemente. Eso sí, sin
traumarte por los tropezones inevitables que tendrás y especialmente,
metiéndole una buena dosis de humor. Para lograrlo, hay dos
cuestiones son fundamentales:
En primer lugar, RELÁJATE.
Tienes que
aprender a verte a ti, a tu casa y la vida misma con los ojos medio cerrados,
como por una rendijita. Esto es, ¡olvídate
de perfeccionismos absurdos y de lo que dicen que debe ser! Desde el primer
parto, tal vez o más bien, de seguro, ni tú, ni tus hijos, ni tu casa estarán
como salen en las revistas, ni este rollo funciona como en las películas o como
a tu vecina. Tú, más de una vez lograrás bañarte a medio día y salir
"sólo" con una manchita que se quitó con toallita húmeda (tus mejores
aliadas); pero considera normal que tu blusa favorita se manche tras un beso o
un abrazo de tu chiquillo con algo indeleble y que tu reloj o collar sufran
tests extremos de calidad con jalones, caídas y demás. Asimismo,
descubrirás que la decoración minimalista es incompatible con casas con hijos,
a menos que los arquitectos inventen una varita mágica que desaparezca unos
cuantos objetos que vienen incluidos en el pack "hijos", como: la
carriola, la silla de comer, la hamaquita, triciclos, bici, disfraces y
juguetes que cumplen religiosamente la ley que dice que la materia ocupa un
lugar en el espacio. Además, si quieres una foto familiar con todos vestidos y
peinados impecables y además sonrientes, viendo a la cámara, mejor ve
aprendiendo a usar photoshop. Total que la clave para todo está en el famoso:
“keep calm”. Si estás estudiando una maestría o un doctorado, también tómatelo
con filosofía y hazte a la idea que su duración es el doble o el triple de la
que dice el folletito. Disfruta las materias o la tesis, no las sufras. Si no
puedes meter carga completa no te traumes. Y un último consejo, para llegar a
tiempo a alguna reunión o cita, piensa que el evento es una hora antes, porque
esos días de prisa sucede de todo, literalmente de "todo", lo
imaginable y lo inimaginable. De hecho, regresarte a cambiar un pañal de
popó justo cuando acababas de cerrar la puerta es lo mejor que te puede
suceder. Así que aprende técnicas de
relajación y a contar hasta mil en al menos 20 idiomas, ya que tendrás
incontables oportunidades para practicar la paciencia.
En segundo lugar, SACA TUS HABILIDADES DE
DIRECTOR DE LOGÍSTICA DE MULTINACIONAL Y DE MALABARISTA, Y SI NO TENÍAS,
INVÉNTATELAS O CONSÍGUELAS.
¿Por qué? Porque
dentro de la improvisación debes tener
muy claras las prioridades y planificar para que la vida no te viva sino que tú
la vivas (presupuesto, día de compras, comidas, paseos, etc.).
Así pues, lo primero a poner en práctica es el ORDEN, que no implica
rigidez inalterable, sino flexibilidad lógica y sentido común. El orden es
muy importante ya que donde reina el caos toma el poder la locura y
verdaderamente sentirás que tus próximas vacaciones serán en un manicomio. Es necesario conseguir eficacia y
eficiencia en el funcionamiento e “intendencia”, para poder “estar-estar” con
ellos, jugar y disfrutarlos; si no, los hijos son los “eternos esperadores” y
empiezan a hacer “lo que sea” con tal de que les hagamos caso y poder al
menos, obtener una mirada, aunque sea de furia. El orden es vital para poder atender a todos, incluyéndote a ti misma.
Si te olvidas de ti no podrás ni contigo ni con nadie ni con nada. Date
tus espacios y tus gustitos, apapáchate. Después, generalmente, la
prioridad la tiene el/la más pequeño/a, pero eso no debe traducirse en el
abandono de los otros. Además, a veces la prioridad puede que sea otro. Cada
uno necesita, además de la atención general, un tiempo individual. Así que
dependiendo las edades, puedes aprovechar las siestas, el colegio, las
actividades extraescolares para estar con cada uno de ellos para hacer algo
especial.
En fin,
ahora entremos a lo práctico y comentemos un día cualquiera con un recién
nacido que mama a libre demanda y usa entre 8 - 10 pañales al día, que por
cierto no se cambian solos, al igual que los 5 del chiquillo de en medio:
Pues resulta que te acuestas dando
pecho y amaneces igual, encuerada y empapada, cero glamour. Luego puedes
colgarte al bebé en un fular para poder preparar el desayuno, dárselo a los
mayores y aprovechar para peinarlos mientras desayunan. Si no tienes ayuda para
tender camas, preparar comida y algo más de limpieza, definitivamente necesitas
aprovechar cuando el bebé duerme o está tranquilo en su cuna, hamaquita o
gimnasio… De cualquier forma, el primer mes es bastante complicado y lo
ideal es tener ayuda.
Ahora bien, si hay cole para uno o
para los dos mayores y los tienes que llevar tú, puedes dejar las loncheras,
mochilas y ropa preparada desde la noche. Al bebé puedes llevártelo en pijama,
aprovechando que no sabe aún de glamour o vergüenza. ¿Y tú?, pues ya verás qué
logras hacer contigo antes o después. Lo que sí es importante, es que des pecho
antes de salir para que aguante el camino.
Si el mediano no va al cole,
mientras hace su siesta, puede coincidir o no con darle pecho al pequeño o que
éste duerma o no, así que depende, pero si los dos caen, únete a ellos aunque
sea por un rato. Si el mayor no fue al cole y necesitas acompañar al mediano a
dormir, ponle un juego educativo que le bajes en la tablet, sólo por mientras.
Y bueno para los ratos de
convivencia, la vida se te facilita con un fular, ya que hasta pueden
salir a caminar mientras das pecho o simplemente duerme colgado de ti y no se
enfría. Verás que el bebé va felizote en el fular, ni abre el ojo, te da un
respirote y hasta haces algo de ejercicio y tomas aire fresco. Cabe recordar,
que dar pecho no te hace sorda, ciega, muda, paralítica ni inútil, con un poco
de tiempo verás que puedes al mismo tiempo comer, comprar, preparar sándwiches
y similares, leer cuentos, cantar, jugar y mucho más.
Por otra parte, claro que también
agradeces los benditos minutos que los mayores juegan solos, sin
pelearse, esta última variable es la esencial. Eso sí, estate alerta ante
posibles episodios de silencios sepulcrales. En esos momentos, en lugar de
ponerte feliz a disfrutar, olvídate de preocuparte y ocúpate de encontrar
inmediatamente a tus chiquillos, porque en el mejor de los casos, puede ser que
los encuentres con medio bote de gel embarrado en el pelo y cuerpo o untando la
vela blanca del altar de muertos en toda la pañalera negra. Claro que
darles espacio para jugar solos, además de ser beneficioso, puede traer
consecuencias como las anteriormente mencionadas o incluso, actos de magia que
pueden incluir la desaparición de tu celular o del candado de la entrada,
pudiendo rescatar al primero cuando tu hijo de 2 años te informa que “jajaja…se
mojó” porque lo metió a la tinita y al segundo, cuando el mayor te dice que su
hermano lo metió en la bolsa de almendras del lunch que se lleva la abuela al
trabajo.
Así prosigue tu día, acumulando
anécdotas y llega la hora del baño, en la cual, si no les has enseñado a
bañarse solos… ¡Hazlo cuanto antes! Para que básicamente, sólo dirijas,
supervises y dosifiques la cantidad de gel y shampoo que se echan. Esto
es recomendable si no quieres ver cada día tu baño con burbujas volando hasta
tu cama o si no quieres comprar un bote de shampoo para cada día… más que nada
porque puede salir un poco caro y la piel con tanto jabón puede
hacérseles delicadita. Lo que sí ayuda, es hacer del baño una actividad y
dejarlos jugar ahí en la tina, en lugar de que sólo sea un requisito a
cumplir con prisas y regaños. Si no tienes tina, pon las de bebé, una para cada
uno si todavía se bañan juntos, créeme que caben más años de los que te
imaginas, aunque sea como sardina…
Total que luego mientras cenan tal
vez también das pecho al mismo tiempo que les ayudas a comer con la mano libre
o terminas de preparar lo que falta. Después puede que vean en netflix 20 min
de Dora, Diego, Umi Zoomi o algo similar y en ese tiempo aproveches para bañar
al bebé y darle un poco de pecho por si no había comido. Para finalmente meter
a dormir a todos o con suerte el bebé ya se durmió y quedan sólo 2…
¿Te parece
estresante y agotador? Pues sí, para qué negarlo, pero fue el escenario de
dificultad máxima, donde estás tú sola… Lo
ideal es que no estés sola y que el papá sea corresponsable. Así él puede
asumir varias de estas actividades, no que “te ayude”, sino que se haga responsable
de ellas. Cada pareja sabrá organizarse, pero por ejemplo si están los dos,
tal vez él se baña primero, prepara desayuno y loncheras y entre los dos
dan de desayunar, mientras tú peinas a pedido de los clientes y luego él
lleva al cole y tú recoges del cole. Por la tarde, él puede bañar a los mayores
si termina temprano de trabajar y/o al bebé que da igual si lo baña a las
9 pm o después.
De cualquier forma cada quién sabe
sus circunstancias y posibilidades, si cuenta o no con el marido, si puede o no,
tener una persona de planta o de entrada por salida que les ayude o si necesita
pedir ayuda a sus padres, suegros, parientes o amigos. Lo que es un hecho y lamento informarte, es
que no eres super woman y criar hijos requiere de una tribu. Así que aunque
poseas las cualidades del mejor CEO del mundo y seas súper relajada y
organizada, aprende a pedir ayuda y a aceptar ayuda. Es cierto, que con cada hijo descubres habilidades
desconocidas y explotas tu potencial, pero también necesitas conocer tus
límites y reconocerlos porque si no literalmente explotarás, te derrumbarás o
te convertirás en Hulk y acabarás haciendo y diciendo, justo lo que nunca
hubieras querido.
Sea
como te organices con 1, 2, 3 o más, hazlo concientemente, relájate y dedica
tiempo a ti, para poder darte al 100%, que de eso va la maternidad.
La
maternidad exige mucho pero da sin limites,
tu
gastarte y desgastarte por tus hijos vale la pena,
es la
mejor inversión que puedes hacer, por ellos y por el mundo.
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