Cumplir 40
semanas de embarazo sólo indica la fecha probable de parto (FPP). Llegar a las 40 es algo ¡normalísimo! Sin
embargo, una gran cantidad de personas al escuchar 40, se alarman y se les
desfigura la cara. Como mínimo, te consideran masoquista, irracional e
irresponsable. Así que en el mejor de los casos te dicen: “y qué, ¿mañana vas
para que te lo induzcan?”. Mientras con la mirada te gritan: “¡vaya inconciencia,
no me esperaba esto de ti!”. O bien, en su defecto, directamente cuestionan la
falta de profesionalidad de tu ginecólogo que no se ha dignado programar una
cesárea. Asimismo, lo que les da más tema para hablar es escuchar tu respuesta:
“¡uy no, pues ni una ni la otra! Mientras el bebé esté bien, yo sana y todo en
orden, esperaré a que el parto empiece solito. Todavía estoy en tiempo, ya que el
parto puede suceder dos antes o dos después de las 40”.
La
realidad es que la fecha probable de
parto (FPP) es eso literalmente, una
probabilidad, que toma la fecha última de menstruación (FUM) y luego, se
ajusta si es necesario, según los datos obtenidos en los ultrasonidos. De
cualquier forma, la FPP es una mera posibilidad, no algo exacto inamovible, ya
que unas mujeres ovulan antes y otras después, ¡vaya que no todas ovulan el día
14 de su ciclo! Además, hay un lapso fértil de aproximadamente 5 días porque
aunque el óvulo viva sólo unas 24hrs., los espermatozoides pueden vivir hasta
72hrs., así que esto da un margen de variabilidad en a la FPP, según el
día en que se mantuvieron relaciones sexuales. Lo anterior, aunado al
desconocimiento general que existe respecto a los propios procesos naturales, influye
en que pocas personas sepan el día exacto de concepción. Ahora bien, aun
sabiéndolo, la fecha exacta del parto es
un misterio que en condiciones naturales-normales se inicia, “cuando inicia”, o
sea cuando tiene que ser, cuando el bebé, único e irrepetible, está listo...
Evidentemente las últimas semanas la mamá
goza una agilidad de hipopótamo, la elasticidad de una estatua y menos
comodidad que la disfrutada en un viaje trasatlántico en clase turista atrapado
en un asiento entre dos personas “non gratas”. Pe.: a la derecha una apestosa
que no para de contarte sus chocoaventuras y a la izquierda, una de esas
estorbosas que ocupan también tu asiento y con fobia a volar. Asimismo, es innegable que los actos más simples y
ordinarios de tu vida se convierten en retos cuyo cumplimiento enorgullecen, haciéndote valorar tu estado “desembarazado” y tus dimensiones originales:
- En la cama conseguir: dormir, voltearte de lado o levantarte resultan pruebas de alto rendimiento
- Comer: sin mancharte la barriga que funciona de babero, dados los kilómetros que te ves obligada a guardar “voluntariamente a fuerzas” con respecto a la mesa y sin convertirte luego en dragón gracias a la acidez que te tatema el gaznate son logros verdaderamente valorados
- En lo práctico, los "top 4" son: las incontables idas al baño (diurnas y nocturas), agacharte, adaptarte a las nuevas dimensiones volumétricas y mantener el “orden” en la zona ahora ciega. ¿A que has conocido más baños que los que visitaste mientras aprendías a hacer pipí en el escu? ¡Es más, podrías hacer una guía de baños públicos y hasta quisieras remodelar el de tu casa de tan visto que ya lo tienes! ¿Qué tal recoger cosas, ponerte crema en los pies o medias para las várices, quitarte las botas o abrocharte las agujetas? ¿Y cuántos "choques" has tenido, cuántos moretones y rasguños por no respetar el espacio vital de cosas y personas?
Por
tanto, obviamente al final del embarazo, cualquiera agradecería que la Madre Naturaleza
se compadeciera y considerara que el bollito tiene que salir del horno unos
días antes, pero ella sabe sus rollos, reglas y estándares de “calidad”. No da
chance de escoger, pero en realidad, vale la pena esperar a que en su buen juicio lo
decida. Tanto por una misma, ya que no es lo mismo un parto inducido que uno
natural, dado que la inducción aumenta el riesgo de requerir otras intervenciones
que hubieran sido innecesarias, incluyendo una cesárea. Como por el bebé, que
en las últimas semanas desarrolla de manera impresionante el cerebro,
acumula más grasa que le ayudará a regular mejor la temperatura, madura órganos
vitales y otras capacidades que le permitirán mayor adaptabilidad y establecer
con mayor facilidad el apego y la lactancia. Así que, si no hay necesidad médica, vale la pena esperar.
Más allá de los beneficios
fisiológicos para ti y para el bebé, forjar la paciencia y el respeto a los
ritmos naturales es una herramienta fundamental en la maternidad. De hecho,
si la paciencia se vendiera, sería a precio de oro y seguiría siendo un bien
escaso, por tanta demanda que existe. Sin
embargo, como no se vende, hay que aprovechar las oportunidades que nos da la
vida para cultivarla. El embarazo es
una de ellas, más allá de los
inconvenientes propios y paradójicamente, de lo maravilloso que resulta ser,
por permitirte experimentar el milagro de la vida creciendo autónomamente y
moviéndose dentro de ti, es un tiempo de preparación ideal para luego ejercer
la maternidad; para descubrir las profundidades del arte de amar
incondicionalmente, a pesar de los pesares, con paciencia y respetando los
ritmos naturales o bien, la libertad del amado, aunque eso implique uno o
muchos sacrificios.
Si
lo piensas, esperar unos días después de las 40 semanas para que nazca cuando
tenga que nacer y esté listo, será más fácil y sencillo que muchas otras
situaciones a las que te enfrentarás cuando lo tengas en tus brazos o conforme
vaya emprendiendo vuelo.
La
vida por sí misma pasa demasiado rápido,
no
vale la pena presionarla y hacerla acelerar el paso.
Disfruta y agradece
cada momento….
Tip práctico:
Si se te están haciendo pesadas las últimas
semanas puedes hacer un calendario de “regalos para ti”. Escribe qué te
regalarás cada día que pase de “x” semana. Dale vuelo a la imaginación y ahora
sí que al gusto y posibilidades del consumidor, tamaño de la cartera o disponibilidad
de tiempo. ¡Sé creativa! Verás que se te hará más llevadero y tendrás buenos recuerdos.
Pe.: comidas, cenas, cine, teatro, museo, paseo, comprar algo, masaje, etc.
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