miércoles, 3 de septiembre de 2014

40 semanas






Cumplir 40 semanas de embarazo sólo indica la fecha probable de parto (FPP). Llegar a las 40 es algo ¡normalísimo! Sin embargo, una gran cantidad de personas al escuchar 40, se alarman y se les desfigura la cara. Como mínimo, te consideran masoquista, irracional e irresponsable. Así que en el mejor de los casos te dicen: “y qué, ¿mañana vas para que te lo induzcan?”. Mientras con la mirada te gritan: “¡vaya inconciencia, no me esperaba esto de ti!”. O bien, en su defecto, directamente cuestionan la falta de profesionalidad de tu ginecólogo que no se ha dignado programar una cesárea. Asimismo, lo que les da más tema para hablar es escuchar tu respuesta: “¡uy no, pues ni una ni la otra! Mientras el bebé esté bien, yo sana y todo en orden, esperaré a que el parto empiece solito. Todavía estoy en tiempo, ya que el parto puede suceder dos antes o dos después de las 40”.
                La realidad es que la fecha probable de parto (FPP) es eso literalmente, una probabilidad, que toma la fecha última de menstruación (FUM) y luego, se ajusta si es necesario, según los datos obtenidos en los ultrasonidos. De cualquier forma, la FPP es una mera posibilidad, no algo exacto inamovible, ya que unas mujeres ovulan antes y otras después, ¡vaya que no todas ovulan el día 14 de su ciclo! Además, hay un lapso fértil de aproximadamente 5 días porque aunque el óvulo viva sólo unas 24hrs., los espermatozoides pueden vivir hasta 72hrs., así que esto da un margen de variabilidad en a la FPP, según el día en que se mantuvieron relaciones sexuales. Lo anterior, aunado al desconocimiento general que existe respecto a los propios procesos naturales, influye en que pocas personas sepan el día exacto de concepción. Ahora bien, aun sabiéndolo, la fecha exacta del parto es un misterio que en condiciones naturales-normales se inicia, “cuando inicia”, o sea cuando tiene que ser, cuando el bebé, único e irrepetible, está listo...
                Evidentemente las últimas semanas la mamá goza una agilidad de hipopótamo, la elasticidad de una estatua y menos comodidad que la disfrutada en un viaje trasatlántico en clase turista atrapado en un asiento entre dos personas “non gratas”. Pe.: a la derecha una apestosa que no para de contarte sus chocoaventuras y a la izquierda, una de esas estorbosas que ocupan también tu asiento y con fobia a volar. Asimismo, es innegable que los actos más simples y ordinarios de tu vida se convierten en retos cuyo cumplimiento enorgullecen, haciéndote valorar tu estado “desembarazado” y tus dimensiones originales:

  • En la cama conseguir: dormir, voltearte de lado o levantarte resultan pruebas de alto rendimiento
  • Comer: sin mancharte la barriga que funciona de babero, dados los kilómetros que te ves obligada a guardar “voluntariamente a fuerzas” con respecto a la mesa y sin convertirte luego en dragón gracias a la acidez que te tatema el gaznate son logros verdaderamente valorados
  • En lo práctico, los "top 4" son: las incontables idas al baño (diurnas y nocturas), agacharte, adaptarte a las nuevas dimensiones volumétricas y mantener el “orden” en la zona ahora ciega. ¿A que has conocido más baños que los que visitaste mientras aprendías a hacer pipí en el escu? ¡Es más, podrías hacer una guía de baños públicos y hasta quisieras remodelar el de tu casa de tan visto que ya lo tienes! ¿Qué tal recoger cosas, ponerte crema en los pies o medias para las várices, quitarte las botas o abrocharte las agujetas? ¿Y cuántos "choques" has tenido, cuántos moretones y rasguños por no respetar el espacio vital de cosas y personas?

                Por tanto, obviamente al final del embarazo, cualquiera agradecería que la Madre Naturaleza se compadeciera y considerara que el bollito tiene que salir del horno unos días antes, pero ella sabe sus rollos, reglas y estándares de “calidad”. No da chance de escoger, pero en realidad, vale la pena esperar a que en su buen juicio lo decida. Tanto por una misma, ya que no es lo mismo un parto inducido que uno natural, dado que la inducción aumenta el riesgo de requerir otras intervenciones que hubieran sido innecesarias, incluyendo una cesárea. Como por el bebé, que en las últimas semanas desarrolla de manera impresionante el cerebro, acumula más grasa que le ayudará a regular mejor la temperatura, madura órganos vitales y otras capacidades que le permitirán mayor adaptabilidad y establecer con mayor facilidad el apego y la lactancia. Así que, si no hay necesidad médica, vale la pena esperar.
                Más allá de los beneficios fisiológicos para ti y para el bebé, forjar la paciencia y el respeto a los ritmos naturales es una herramienta fundamental en la maternidad. De hecho, si la paciencia se vendiera, sería a precio de oro y seguiría siendo un bien escaso, por tanta demanda que existe. Sin embargo, como no se vende, hay que aprovechar las oportunidades que nos da la vida para cultivarla. El embarazo es una de ellas, más allá de los inconvenientes propios y paradójicamente, de lo maravilloso que resulta ser, por permitirte experimentar el milagro de la vida creciendo autónomamente y moviéndose dentro de ti, es un tiempo de preparación ideal para luego ejercer la maternidad; para descubrir las profundidades del arte de amar incondicionalmente, a pesar de los pesares, con paciencia y respetando los ritmos naturales o bien, la libertad del amado, aunque eso implique uno o muchos sacrificios.
                Si lo piensas, esperar unos días después de las 40 semanas para que nazca cuando tenga que nacer y esté listo, será más fácil y sencillo que muchas otras situaciones a las que te enfrentarás cuando lo tengas en tus brazos o conforme vaya emprendiendo vuelo.


La vida por sí misma pasa demasiado rápido,

no vale la pena presionarla y hacerla acelerar el paso.

Disfruta y agradece cada momento….



Tip práctico: 
Si se te están haciendo pesadas las últimas semanas puedes hacer un calendario de “regalos para ti”. Escribe qué te regalarás cada día que pase de “x” semana. Dale vuelo a la imaginación y ahora sí que al gusto y posibilidades del consumidor, tamaño de la cartera o disponibilidad de tiempo. ¡Sé creativa! Verás que se te hará más llevadero y tendrás buenos recuerdos. Pe.: comidas, cenas, cine, teatro, museo, paseo, comprar algo, masaje, etc.

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