Y finalmente y como nunca… Llego a la última parte de la reflexión y seré breve.
Creo que todo análisis de la peli resulta en vano, si no nos aplicamos el cuento
a nosotros. Si más allá de señalar hacia enfrente, no volteamos el dedo hacia uno
mismo y nos preguntamos:
- ¿Cuáles son mis “poderes”? ¿En qué son preciosos y en qué peligrosos?
- ¿Cómo manejo los negros, grises y blancos de mí personalidad?
- ¿Qué tan humilde soy para reconocer mi verdad, mi realidad; mis cualidades y defectos, mis aciertos y mis errores?
- ¿Qué tan humilde soy para pedir/aceptar ayuda?
- ¿Qué concepto tengo de la libertad y de la felicidad?
- ¿Qué tan esclava/o soy de mis pasiones o de las presiones sociales?
- ¿Qué entiendo por amor?
- ¿Cuánto amo? ¿Con cuánto amor vivo y actúo?
- ¿Quién quiero llegar a ser?
- ¿Qué proyecto de vida tengo?
Las respuestas que demos a estas preguntas sí que determinarán nuestro actuar, porque es cierto que acabamos viviendo según lo que pensamos.
Por tanto, a través de varios personajes queda patente que: ni abusar del poder, ni cosificar a otros, ni ocultar nuestros defectos - carencias (o en positivo,
nuestras áreas de oportunidad), ni vivir
dominado por nuestras pasiones y miedos, ni huir del mundo, son actuaciones adecuadas o
propias de nuestra dignidad humana. De hecho, todas esas falsas salidas nos impiden o al menos, nos dificultan
alcanzar la paz interior, la felicidad verdadera y nuestra plenitud personal.
Cuando hay tormenta en nuestro
interior, causamos tempestad y congelamos todo a nuestro paso, aunque no seamos concientes del daño que provocamos. Además,
frecuentemente se cae en justificar nuestro actuar a toda costa, buscando
culpables de donde sea, para poder seguir creyéndonos seres divinos y
perfectos, víctimas de todos y de todo cuanto sucede.
En fin, todos somos imperfectos y a todos nos ha tocado vivir situaciones
duras, pero ninguna de estas nos predestina a la soledad, a la desvinculación, al
fracaso, al abuso o al actuar éticamente incorrecto. Cada día tenemos una nueva oportunidad para tomar la rienda de nuestras
vidas, ser responsables de nuestra existencia y dedicarnos a vivir humanamente
como nos corresponde: amando de verdad,
incondicionalmente y sin límites.
¡Sólo así, siendo mejores cada día y amando,
dejaremos de ser el monstruo que creemos ser o que creen que somos
y podremos sacar la mejor versión de nosotros mismos y de quienes nos rodean!
No hay comentarios:
Publicar un comentario