domingo, 27 de abril de 2014

FROZEN. Análisis 1: a nivel social






Llevo tiempo queriendo escribir sobre esta película, pero no encontraba el tiempo para sentarme tranquilamente. Les prometo que cuando se comercialice una máquina que escriba mis pensamientos la compraré inmediatamente y así, ¡luego sólo revisaré los escritos y podré publicar todo lo que quisiera!!!
Por mientras, me urge escribir mis ideas antes de leer el trabajo que les dejé a mis alumnos de la Maestría de Equidad y Desarrollo sobre esta famosa película.

Pues ahí vamos…

No vale la pena decir que durante la peli aparecen escenas no muy educativas para nuestros niños, como cuando Anna: se enrolla en las cortinas, brinca en los sillones, se atraganta de chocolate, tira la armadura y no la acomoda, se quiere casar con el primero que ve o al final, el golpazo que le mete Hans; por mencionar algunas… ¡Vaya! Cuestiones respecto a las cuales cualquier mamá/papá estaría "feliz" de ver a su chiquillo haciendo. Asimismo, sin tener que gastar muchas neuronas uno puede darse cuenta del evidente esfuerzo que se hizo por hacer que “la mujer” sea la “mera-mera-petatera”, solucionadora todo; dejando a los hombres medio mal parados.  Pero para qué perder tiempo buscándole pies a la víbora…

A  mí me encantó la peli, independientemente de cualquier queja o sugerencia y de todo lo “mejorable”, creo que podemos sacar importantes mensajes y enseñanzas para grandes y chicos.

Así pues, para analizarla la dividiré en tres partes, a nivel: social – familiar – personal


A NIVEL SOCIAL

La peli nos deja ver múltiples características de nuestra sociedad posmoderna: individualista, relativista, equivocadamente “libre” (liberal radical), hedonista, pragmático-utiliarista. Conformada, desafortunadamente, por una que otra persona  con el “corazón helado”, individualista, dominada por las pasiones, capaz de congelar a quien se le atraviese  e incapaz de amar…

Se muestra la visión negativa y devaluada que se tiene de la persona, así como la desconfianza en las relaciones interpersonales. De hecho, me parece que uno que otro, se uniría feliz con Kristoff a cantar a todo pulmón que los animales son mejores que las personas.  Evidentemente se deben respetar las criaturitas de la creación, pero todo en su correcta dimensión y sin generar contradicciones absurdas, tras las cuales, resultan estar ¡más protegidos y mimados los animales que el mismo ser humano!



Ahora bien, en el supuesto de que hubiera como Kristoff dice, tantas personas tan deshumanizadas, que resultan “ser inferiores” a los renos… Deberíamos estar preocupados y ocupados como sociedad en humanizarnos y humananizarlos, promover la virtud entre los ciudadanos y volver a la creación de vínculos. En lugar de mantener, gracias al individualismo,  la indiferencia hacia el otro, “mientras a mí no me afecte”.

Además, se ve el dominio del relativismo, que tras la máscara de tolerancia esconde intolerancia pura e incapacidad para  poder procurar la felicidad personal y el bien común. Para humanizarnos debemos regresar a la razón objetiva y a buscar el bien del otro, aun si esto implica quitarle a un símpatico muñeco de nieve su “ilusión de estar tan fresco en el verano” por decirle la verdad y sacarlo de su error.



Finalmente, queda patente a través de varios personajes, una concepción prágmático-utilitarista de la persona. Se le ve como medio y no como fin en sí misma, para alcanzar metas personales.  





Incluso se justifican los medios, aún si fuese matar, si es la forma más fácil de conseguir los fines (engañar a Anna y matar a Elsa). Esto con el agravante, de una sociedad que permanece pasiva ante el dolor ajeno, la injusticia y el abuso de poder. Respecto a este último punto, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia…  





Por tanto, parece que como sociedad:


  • Debemos facilitar el reencuentro personal, promover y respetar incondicionalmente  la dignidad humana; reconociendo que la persona es fin en sí misma, nunca un medio.

  • Debemos ser capaces de mirar al otro maravillados ante su valor infinito y potencialidades.

  • Debemos reconocer y valorar nuestro ser social e interdependencia. 

  • Debemos generar una cultura de amor verdadero y vínculos sanos y fuertes, más allá de los sentimientos.

  • Debemos ser concientes y reconocer que es falso el pensamiento liberal que dice que promulga que si cada quien busca y consigue su bien individual todos estaremos bien y lograremos el bien común.

  • Debemos partir de la verdad y de la razón objetiva para buscar el bien propio y del otro, para poder desarrollarnos humana e integralmente, como personas y como sociedad.
  •  Debemos generar una participación social activa y comprometida a favor del bien común, la omisión y pasividad pueden ser tan novivas y destructivas como el actuar haciendo el mal.


Y pues  por hoy hasta ahí que mañana no hay tregua, continuará...



Nota. Les recomiendo leer La sociedad desvinculada de Josep Miró, está recién salido del horno y vale mucho la pena. 

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