CREAR E IMPULSAR DESDE EDUCACIÓN BÁSICA
LA CONCIENCIA SOCIAL Y LA RESPONSABILIDAD
SOCIAL
PARA GARANTIZAR EL BIEN COMÚN
Ser social
es una característica fundamental del ser humano, pero
“[f]ue la modernidad y el pensamiento liberal quienes nos legaron el paradigma
de un mundo descompuesto. Un mundo atomizado, la suma de individuos que son
fundamentalmente libres y actúan más movidos por su egoísmo e intereses que por
el estímulo de unos bienes y esperanzas comunes”.[1] Pensar que el egoísmo es el motor del
desarrollo no sólo es una visión pesimista y reduccionista del ser humano, sino
que compromete el desarrollo social y del país dejándolo subordinado a los
deseos e intereses individuales que pueden ser o no beneficiosos para el resto. Esto puede generar riqueza para
algunos, pero no conseguirá un desarrollo equitativo, sustentable y sostenible,
e incluso mantendrá la brecha abismal entre ricos y pobres.
El director del Instituto de Estudios
del Capital social, (INCAS), Josep Miró i Ardèvol, ha configurado el término de
la “sociedad de la desvinculación”,
explicando su teoría, argumentos e ideas en varios artículos y ponencias:
La raíz de
los problemas que viven las sociedades occidentales, lo que daña a personas y a
instituciones, es la desvinculación. Su lógica ha transformado la sociedad,
construyendo nuevos marcos referenciales que configuran nuestra forma de
pensar, nuestras opiniones, juicios, y actos, rompiendo la naturaleza profunda
de las relaciones humanas, basadas en los vínculos. […] El fundamento de la
desvinculación radica en la creencia que la autodeterminación y la realización
personal, solo se logran mediante la satisfacción del deseo individual. […] La
persona debe abordar sus deseos, pero no pueden convertirse en la única guía de
su conducta, ni su satisfacción indiscriminada en el fin de la vida. En la
cultura desvinculada el deseo ya no es una componente más de las dimensiones
humanas guiadas por la razón y encauzadas por las virtudes, sino que constituye
el máximo bien, al que tienen que supeditarse todos los demás bienes morales,
personales y colectivos, que se impone a todo compromiso, sea institucional o personal,
a toda tradición, norma, ley, religión. […] El ser humano de la sociedad
desvinculada tiende a ser distinto de aquel que ha configurado nuestra
civilización. Es un sujeto que por definición considera que lo bueno es estar
libre de todo compromiso fuerte. Libre de todo aquello que contraríe la
satisfacción de su deseo. Lo que se oponga a ello debe ser rechazado, removido,
transformado, o suprimido, sin reparar en las consecuencias. Bajo este punto de
vista los vínculos fuertes son intrínsecamente negativos, y como tales
rechazables.[2]
En nombre de la libertad se cometen grandes injusticias. Así pues, “[a] partir del momento en
que la libertad se concibe en estos términos resulta difícil que pueda
articularse con la responsabilidad. Porque en este marco de referencia la única
consecuencia valorada como la libertad sirve al deseo, mientras que la tasación
de las consecuencias se convierte en algo secundario. La libertad, así
entendida, se desvincula de la responsabilidad”[3]. La sociedad relativista ampara estos
actos sin ocuparse de las consecuencias que esto ocasiona tanto a nivel
particular como social.
Por la libertad muchos padres han
renunciando a su autoridad paterna para ser amigos de sus hijos, dejando hijos
“huérfanos”, con falsos conceptos de libertad que rozan más en libertinaje
irresponsable que en el ejercicio racional de la elección del mayor bien propio
y para los demás. Esto se ha trasladado a las instituciones y al sistema
educativo. Sin embargo, actualmente hay atisbos para regresar a los profesores su autoridad y reconocimiento, volver a
exigir a todos los niveles: disciplina y respeto. Asimismo, se pretende crear
una cultura de esfuerzo y méritos.
No
obstante estos intentos aún son débiles y en muchas ocasiones quedan ahogados,
justo porque se topan con una libertad y autonomía exaltadas y
malentendidas. Es por eso que lo anterior debe de convertirse en una realidad y
tanto alumnos como maestros deben erradicar la desvinculación social, la ley
del mínimo esfuerzo, la mediocridad y la irresponsabilidad, ya que lo que
sucede en las aulas es reflejo de lo que sucede en las familias y de los que es
la sociedad.
Si
queremos un México de oportunidades y digno para todos:
1.
Se debe
destronar la libertad personal, egoísta, irracional e irresponsable, como valor
supremo de la persona y de la sociedad
2.
Y se debe sustituir al egoísmo como la motivación
de la misma por el amor. Amor entendido como la capacidad de buscar el bien
propio y de los demás, distintivo de los seres humanos, únicos seres capaces de
amar y ser amados, de luchar concientemente por la verdad, la justicia y el
bien, haciendo sacrificios inimaginables.
Así
pues, la educación básica debe partir de
una valoración de la persona desde su dignidad, valor invaluable y de sus
potencias no de sus miserias. Si
bien se debe educar en y para la libertad responsable, desde el nacimiento, la educación juega un papel
primordial para sentar bases sólidas para la vida.
Ahora
bien, cabe señalar que la libertad es
responsable o no lo es. La libertad ejercida egoístamente, no es libertad, sino
que la insulta y la ultraja. En consecuencia, o se tiene conciencia social y se
actúa responsablemente, o nos olvidamos de un México próspero y justo para
todos.
Crear
e impulsar la conciencia social y la responsabilidad social no es tarea
sencilla y existen muchas formas de hacerlo, según la situación y circunstancias
específicas de cada escuela, al igual que debe ajustarse a la edad de los niños
y a las posibilidades del centro. De cualquier manera, a continuación señalo
algunos ejemplos de cuestiones que considero importantes incluir en el sistema
educativo para que desarrollar el ser social de la persona y en consecuencia
lograr formar en y para la libertad responsable:
1.
Primaria inferior:
·
Enseñar a estar pendientes del otro y ser
detallistas: en cumpleaños, defunciones, bodas,
aniversarios, nacimientos, enfermedades, pedir que entreguen al
compañero o maestro un dibujo o carta felicitando o apoyando, según sea el caso.
·
Mantener informados a los padres de familia de estos
eventos para crear comunidad
2.
Primaria superior:
·
El servicio social o trabajo comunitario debería de
ser obligatorio, de 4º de primaria hasta universidad, obviamente adaptado a la
edad de los alumnos, a las circunstancias y a las posibilidades.
·
Incitar a influir positivamente en sus comunidades y
en el país, con acciones concretas o al menos enviando propuestas a los
diputados, senadores o al Presidente. Se necesitan ciudadanos activos,
exigentes y comprometidos.
3.
Primaria inferior y superior:
·
Fomentar el trabajo en equipo y con distintas
personas
·
Evitar las comparaciones y etiquetas. Cuidar que el
más hábil en cada área sea conciente de que su trabajo termina al finalizar sus
deberes sino cuando todos sus compañeros lo hagan, por lo que debe ayudarlos a
comprender o acabar correctamente. Esto es eliminar actitudes soberbias de
superioridad.
·
Exigir el cuidado del material y los centros
públicos
·
Fomentar el agradecimiento y aprovechamiento al
máximo por contar con educación obligatoria gratuita
·
Hacer colectas de latas o cartones o periódicos y
venderlos como institución y con el dinero recaudado hacer alguna acción
social, no importa lo pequeña o grande que sea.
·
Presentarles casos de éxito de niños o jóvenes que
hayan logrado influir positivamente en sus comunidades o en el mundo.
·
Dar a conocer acciones concretas de empresas
socialmente responsables, asociaciones y ONGs
·
Parte de las obligaciones de los regidores,
diputados, senadores, debería de ser visitar las escuelas para explicar sus
funciones y motivar la participación ciudadana y la responsabilidad social.
En
conclusión, el ser social no es una característica accidental sino esencial del
ser humano personal, que origina un deber para con el otro. El bienestar y el
progreso solo lo son, si lo son, tanto para el individuo particular como para
la sociedad. Así pues, la libertad debe estar unida indisolublemente a la
responsabilidad y esto solo se logra si hay conciencia del ser social motivada
por el amor, esto es, por la búsqueda del bien propio y del bien común. Por
tanto, urge que el sistema de educación, colabore junto con las familias y
demás actores, privados y públicas, a sembrar conciencia social y
responsabilidad social en los alumnos para poder cosechar una sociedad
responsable, justa y desarrollada que respete la dignidad de la persona, que
brinde oportunidades reales de crecimiento humano integral y que garantice el
bien común.
·
[2] Miró i Ardèvol, Josep. La sociedad de la desvinculación. La
necesidad de un nuevo comienzo. Ponencia para Diputados y Senadores del
Partido Acción Nacional (PAN) y Partido Revolucionario Institucional (PRI).
México D.F. 8 y 9 de agosto de 2012. p. 3. Consultado 15 abril 2013.
[3] Miró i Ardèvol, Josep. La sociedad de la desvinculación. La
necesidad de un nuevo comienzo. Ponencia para Diputados y Senadores del
Partido Acción Nacional (PAN) y Partido Revolucionario Institucional (PRI).
México D.F. 8 y 9 de agosto de 2012. p. 3.
http://www.e-cristians.com/documentos/9665-ponencia-y-discurso-impartidos-por-josep-miro-y-ardevol-durante-las-jornadas-de-verano-de-la-y
ESTE ESCRITO SE REALIZÓ PARA LA CONSULTA CIUDADANA REALIZADA EN MÉXICO POR LA SEP EN 2014, ABIERTA A TODA LA CIUDADANÍA.
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