miércoles, 22 de enero de 2014

Respetar la autoridad de los padres






El otro día mi prima me pasó esta frase y me reí mucho, porque es bastante cierta: “Si mamá dice no, llama a tu abuelita”. Esto funciona y aplica no sólo a los abuelos, sino a tíos, familiares y amigos consentidores de nuestros hijos a quienes les estamos profundamente agradecidos por estar babeando y desvivirse por ellos.

Y está súper bien que los consientan y apapachen, mientras se respeten ciertos límites. Si la situación comienza a ser problemática- “verdaderamente problemática”- para los padres y produce tensión en la relación con esa persona que se auto considera “consentidora”, es porque se está confundiendo “el querer y el consentir” con la imprudencia y la falta de respeto.

El conflicto puede surgir tanto por cuestiones graves como por asuntos, que de hecho, serían irrelevantes si se produjeran aisladamente e infrecuentemente; pero si son constantes, resultan como la gotita de agua que se usaba para torturar prisioneros; muy chiquita muy chiquita, pero al final perfora. Vaya que si fuera la muchacha, chica o canguro la despedías sin remordimientos, pero no existe esa solución ante familiares.

Estoy segura de que la mayoría puede comprender a lo que me refiero. No hablo de ser tiquismiquis ni exagerada ni de ir exigiendo a toda persona con la que nos cruzamos que actúe según nuestras creencias, reglas y costumbres; sino de relaciones específicas y gracias a Dios escasas, que  verdaderamente son conflictivas e incómodas.

Tristemente, hay personas a las que aunque les expliques las razones sobre las que basas tu forma de educar y reglas, te dejan claro, si no con palabras, con sus actos, que no concuerdan contigo y que no ven mal seguir haciendo, según sus formas. Así pues, continúan contradiciéndote y contrapunteándote constantemente.

Este comportamiento es ilógico. Claman que lo hacen porque “el niño lo quería” o “porque lo quieren demasiado”, pero y qué, ¿si se quiere tirar de la ventana, también le ayudan? ¡Obvio no! Así que si realmente quieren a tus hijos, aunque  tú les caigas mal  o no soporten tus reglas, deberían darte tu lugar. Al menos por amor a los niños, por su bien,  por no confundirlos con directrices contradictorias y por no ponerlos en situaciones de conflicto con los padres, en las que incluso por la tensión hasta “hacen” que salgan regañados.

Ni si quiera sus justificaciones validan su proceder. De hecho, meten más leña al fuego cuando te dicen: “pues yo soy así”, “ni que los estuviera matando”, “así le he hecho siempre y todos los padres de niños que he cuidado siempre han estado felices”, “pues se me olvida lo que me dices”, “pues que sepas que no lo hago intencionalmente”…  Menos mal, ¡eso ya sería el colmo, que lo hiciera a propósito!

El caso es que yo sí educo y formo con objetivos definidos, con  intención y concientemente, así que sí sé lo que quiero y lo que no quiero sembrar, fomentar e inculcar a mis hijos. Por tanto, todas esas justificaciones a mí no me tranquilizan; porque en realidad, no juzgo cómo esa persona educó o educa a otros, pero sí me importa cuando los implicados son mis hijos.

Seguro más de una vez has estado tentado a recordarle, por si se le olvidó o no se ha dado cuenta, que tú y tu marido son los padres. En consecuencia, casi apuesto a que te has mordido la lengua para no decirle que si insiste en que quiere educar niños “como él/ella educó a sus hijos y como está acostumbrado/a o  como sabe o como quiere o como cree que es mejor”, pues que se aplique a tener más hijos, pero ¡que respete tú decisión de formar a tus hijos como tu marido y tú creen que es mejor.

Si por pedirle a la persona en cuestión que  no nos contradiga frente a sus hijos y que siga las pautas más relevantes y fundamentales, ésta cree que somos soberbios por creer que nuestra forma es mejor… Por mí que le ponga el adjetivo que quiera. Para bien o para mal, resulta que realmente estamos convencidos de que:

  • Es mejor darles su lugar al papá y a la mamá, que contradecirlos frente a los hijos o enseñarles a hacer cosas a escondidas o a mentir. 

  • Respecto a la tele
    • Es mejor convivir con los niños a  que la tele sea su nana o canguro
    • Es mejor que los niños jueguen e imaginen a tenerlos “tranquilos” conectados a la tele o al ipad.  
    • Es mejor ver antes o con ellos  el programa de tele o película a que la vean solos o que ni sepamos qué ven. 
    •  Es mejor que no vean ciertas imágenes (guerras, desgracias, contenido sexual) a que las vean. 

  • Es mejor que tengan buenos hábitos alimenticios a que no los tengan:
    • Es mejor servirles cantidades razonables y que sepan que pueden repetir a que se les cree ansiedad porque no hay más o no les cabe y se lo tienen que meter como puedan. 
    • Es mejor que coman lo necesario para estar sanos a que coman todo y dejen el plato lamido porque se les obliga o chantajea.
    • Es mejor que coman la menor cantidad posible de empanizados, fritangas, dulces y comida chatarra, a que tengan luego problemas dentales, de obesidad, de diabetes, etc.
    •  Es mejor que no coman entre comidas, ni comida chatarra ni nutritiva a que todo el día estén picando y en un futuro tengan problemas de salud.  
 
  • Respecto a comunicación
    • Es mejor no tener ciertas conversaciones frente a los niños, a que se enteren de asuntos impropios o incomprensibles para su edad… Porque aunque no parezca tienen unas orejas muy agudas.
    • Es mejor no prometerles cosas que no vas a cumplir a que los tengas con falsas esperanzas.
    • Es mejor hablarles siempre con la verdad que con mentiras (sean “piadosas”, chiquitas o grandotas). 
    • Es mejor hablarles en positivo que en negativo.
    • Es mejor hablarles “normal” con las palabras correctas a sonidos o palabras inventadas “sólo para niños”, son niños no tontos.

  • Respecto motivaciones para que coman, obedezcan, aprendan de errores y manejen sentimientos
    • Es mejor que coman para estar sanos, que obedezcan por convencimiento, que aprendan a resolver conflictos y a manejar sus sentimientos,  así como que aprendan de las consecuencias, a que “actúen según las expectativas” por interés y conveniencia de recibir premios, dulces o beneficios o porque se les chantajea y amenaza.

  • Es mejor fomentarles la generosidad, el ser agradecidos y desprendidos de las cosas, a inculcarles el materialismo, el egoísmo y la avaricia.

  •  Es mejor “ganarte” el cariño, la admiración y el respeto del niño, porque estás con él, se divierte, aprende y cuenta contigo, a “comprarlo” con regalos.

Pero que quede claro…  Que mi hijo vea más tele o menos tele, que coma más o menos dulces y fritangas, que alguien lo chantajee para que coma y lo obligue a lamer el plato, que alguien hable de cosas inapropiadas,  que no le cumplan promesas y traten de comprar su cariño con regalos; NO ES lo que me sulfura, ni me “quita el sueño”. En realidad sé que en cuanto pone un pie fuera de casa se enfrenta a situaciones diferentes a las que está acostumbrado, tendrá que ejercer su libertad y nosotros tendremos que fungir como estabilizadores o neutralizadores… Lo que me prende y me convierte en Hulk es que alguien:

  • NO  RESPETE LA AUTORIDAD DE LOS PADRES, sea porque:
    • Si los padres dicen no, ésta dice sí; asegurándose de que cuando dicen sí, ella diga no o sus sinónimos: “que estamos exagerando, que no pasa nada, pobrecitos”
    • Dé, haga o diga a los niños justo lo contrario a lo que los padres han establecido o pedido. Siendo capaz, además, de añadirle un ingrediente extra, hace las cosas contrarias por detrás de los padres, a escondidas, sin decir nada o incluso incitándoles a que no les digan a sus padres o que lo hagan “antes de que ellos vean o lleguen”.  Esto, como podrán coincidir conmigo, es peor que contradecir, ya que va más allá, porque les está enseñando a engañar, a mentir y a retar la autoridad.

¡El respeto y la verdad no son negociables!

Esa persona puede considerar que le coartamos su libertad de ser, decir y hacer con nuestro hijo lo que quiera o piensa: tal vez así lo siente, pero en realidad lo que le  pedimos es  que sea libre, que elija lo mejor para nuestro hijo, que le evite confusiones y problemas. Eso sí con el resto de niños que existen sobre la tierra, que siga haciéndole como quiera, como pueda o como la dejen…

La mayoría de los padres intentamos formar a nuestros hijos lo mejor posible, aunque sabemos que la regamos más de lo que quisiéramos. Por tanto, podemos aceptar críticas y comentar con quien sea, distintas formas de educar, siempre y cuando sean conversaciones privadas y sin que estén delante nuestros hijos.

Creo que es bastante simple lo que pedimos: respeto por nuestro estilo, forma y normas para educar (claro que esto no aplica a violencia intrafamiliar ni trastornos). Así pues, dentro de la gama de la normalidad y del bien, si pedimos que se sigan ciertas pautas, es por algo y esperamos que se respete nuestra decisión. No pedimos que nos aplauda el mundo entero ni que concuerde, sólo pedimos respeto y que no se nos dificulte la realización de esta ardua tarea que es formar a nuestros hijos.

Dios nos dio la bendición de ser padres de estos niños y formarlos es parte de importante de nuestra misión y responsabilidad; por lo que tenemos que hacer lo mejor que creemos y podemos.  Es una misión compleja y delicada. Agradecemos el acompañamiento y  apoyo externo, pero si alguien no puede o no quiere ayudar a pavimentar el camino con el color que hemos decidido, al menos le pedimos que no nos pongan piedras en el camino…   


NOTA Este artículo está escrito hace semanas, pero he intentado que no parezca un desahogo, aunque haya cumplido su función como tal...jajaja También me preocupa que se comprenda que se refiere a casos extremos. Sin embargo, creo que al escribir siempre existe ese riesgo, pero bueno, supongo que para eso existen los comentarios y aclaraciones...

3 comentarios:

  1. hola me siento asfixiada, soy madre solera de dos niños un joven de 14 años y una nena de 6 siempre he vivido con mi mamá, pero últimamente he perdido autoridad con mis hijos, mi carácter no lo niego es fuerte pero he aprendido a ser amiga de mis hijos, lo malo es que mi mamá ahora esta haciendo que me vean como una hermanita de ellos el porque, porque mi mamá me regaña cada vez que los corrijo si doy una orden y a ella no le gusta delante de ellos la cancela, me corrige como si tuviera 15 años con frases como respete que soy su mamá delante de ellos estoy harta y no me puedo ir de su lado porque desafortunadamente soy lo único que tiene.

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    1. Hola mamá asfixiada! Te responderé con calma.... Pero justo se despertó uno de mis hijos y pensé que ya se había vuelto a dormir y no...

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    2. Hola Mamá asfixiada!

      Es normal que te sientas asfixiada y desesperada!!!!!

      Desafortunadamente o afortunadamente no existe un libro de recetas que sirvan a todos por igual. Porque cada uno, es una persona única e irrepetible, con una historia y situación personal, igualmente única e irrepetible. Por tanto, para trabajar tu caso en específico y encontrar soluciones adecuadas se necesitaría hacerlo en consulta de manera personalizada.y con un seguimiento..

      Eso no significa que no haya pautas generales o ideas que te pudieran servir. Sin embargo, miles de ellas, seguro ya las has aplicado o intentanto...

      Dicho lo anterior, tu misma sabes que necesitas darle un giro a la situación y que requieres tomar medidas para generar cambios, e parece que en distintos niveles: personal (contigo misma) y con tu familia (con tus hijos y con tu madre). Aunque siempre debes recordar que lo fundamental, lo que sienta cimientos sólidos y produce cambios inmediatos es empezar por uno mismo. Olvidar eso de "querer cambiar a los demás", porque no es por nada... si ni con nosotros podemos!!!

      Además, en la mayoría de las ocasiones, cuando nos dedicamo a "cambiar"/mejorar nosostros y "cambiamos"/mejorarmos nosotros mismos, generalmente los demás "cambian" y las relaciones/situaciones mejoran.

      Por tanto, en primer lugar considero primordial que te centres en ti:

      1. Conocerte - Aceptarte - Superarte. Es un hecho que no existe la posibilidad de quedarse en punto muerto en relación a uno mismo, o creces o decrecees.

      2. Establecer un plan de vida y tus objetivos como mujer-madre-hija-profesionista

      3. Establecer jerarquía de valores y prioridades.. Esto te ayudará a elegir que batallas merecen ser peleadas y cuáles no.

      Con esto tienes bastante para entretenerte y empezar...

      Te recomiendo dos libros uno:

      1. La maternidad y el encuentro con tu propia sombra de Laura Gutman
      2. 10 días para la autoestima de David Burns (es un libro pero de trabajo personal no sólo para leer y guardar)

      Y luego puedes y estableciendo límites o medidas, dices que no puedes irte, pero seguro sí sabes reconocer cuándo se avecina tormenta o intrusión, así que echa mano de la prevención y la creatividad.

      Algunas ideas:

      - Intenta cuando sea posible no llamar la atención a tus hijos frente a tu madre.
      - Dedica días específicos para irte SOLA con tus hijos a cenar/comer/pasear sola con tus dos hijos y también con cada uno por separado. Apro
      - Chécate el video de Emilio Calatayud juez de Andalucía sobre ser amigo de nuestros hijos = dejarlos huérfanos...

      En fin, saludos y seguimos en contacto...

      Luz Ma

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