Hoy el artículo va sobre un aspecto práctico: los baberos…. Hace tiempo quería escribir sobre esto, pero ayer viendo How I met your
mother resulta que Barney patenta:
¡baberos para adultos!, los “Brobibs” y pues me inspiré...
Fuera de broma, aunque uno
perdiera glamour usándolos, verdaderamente hay comida con la que la probabilidad
de que te ensucies es cercana al 99% y no necesitas ser adivino para saber que al menos saldrás salpicado. Pues bien, con los bebés/niños pequeños, la
probabilidad de que se ensucien la ropa comiendo, se convierte en certeza inminente, especialmente
cuando:
- Estás introduciendo alimentos y más aún si coincide con la adquisición de la habilidad para hacer trompetillas, ya verás lo divertido que les resulta hacerlas cuando tienen la boca llena.

- “Amablemente” te indican que ya no quieren más comida, escupiendo lo que ya traen en la boca o empujándote la mano cuando la cuchara ya está en el aire. Claro estas conductas son educables, explicándoles que si no quieren más, basta que digan “ya no gracias”, que no hace falta escupir o empujar la cuchara. Eso sí, entonces es necesario que no exageres en las raciones que le sirves y que seas espetuoso cuando el niño expresa que no quiere más.
- Se inician en el arte de comer solos, la utilización de cubiertos o quieren compartirte de su comida. En esos momentos son frecuentes los “accidentes”, los batideros y que dejen su el espacio que les rodea cual corral, hasta que logren dominar la habilidad.
Por tanto, el babero resulta un gran invento para no tener que cambiarlos de ropa cada comida y para no tener que gastar horas y litros de vanish desmanchando ropa. Eso sí, el invento maravilloso deja de serlo cuando tu
creaturita, haciendo gala de su libertad, se lo arranca con todo y un cacho de
cuello cada vez que se lo pones o se niega si quiera a que el pedazo de tela se
acerque a un metro de él. Creo que una
gran mayoría hemos experimentado esos momentos, aunque con suerte, algunos hijos al
crecer un poco, aceptan voluntariamente o incluso hasta piden con ciertas comidas un babero para no mancharse.
Ahora bien, en lo personal nunca usé de los “baberos para babas”, ni elegantes,
ni bordados, ni cutres, ni cool, ni in, ni nada. Simplemente
no usé, prefería sacarlos con su modelito sin trapitos postizos en el pescuezo que siento que los asfixian. Obviamente, en alguna ocasión sí tuve que
cambiar de ropa porque traían la pechuga
empapada, pero en general mis hijos no eran muy babosos.
Y pues la verdad tampoco es que use demasiado los “baberos comer”,
pero admito su gran utilidad para ciertas épocas y momentos específicos. Bueno,
sea cual sea tu caso, te contaré sobre la gran variedad que puedes encontrar en
el mercado. Aparte de los mil diseños y colores no creerás todas las combinaciones que hay, para todos los gustos,
edades y necesidades:
MATERIAL: tela o plástico o "papel"
- Tela: hay unos de delgaditos que no sirven para nada, ya que se pasa todo. En cambio, hay unos de telas gruesas y dobles que funcionan perfecto y no se pasa nada, bueno a menos que literalmente se tiren encima todo el vaso de agua. Este tipo, prácticamente, tras cada uso les tocará lavada y además, es básico que te hagas a la idea que hay alimentos que manchan horrible y no se quita. Si eres fan de lavar a mano o muy ecológica, pues tendrás un buen de trapitos para entretenerte, sólo procura vivir donde haga solecito para que se sequen rápido o compra muchos. Ahora bien, si eres fan de la lavadora y secadora, ni te agobies, ya la hiciste, solo compra los suficientes. También hay unos de tela enfrente y plástico flexible atrás, estos sí son impermeables, pero si eres dependiente de la secadora, ¡olvídalos!, orque no los puedes meter… Créeme que lo intenté, unas cuantas veces funcionó, hasta que el plástico salió todo roto y pegosteado…
- Plástico flexible o duro: fáciles de limpiar, pero algunos de los flexibles sí los tienes que dejar secar un poco. Los rígidos son súper prácticos para limpiar y quedan secos inmediatamente, pero a los niños a veces se les hace incómodo porque la tira de plástico del cuello les lastima y si tienen abajo la pestaña para cachar comida, como que pierden movilidad y les estorba.
- Desechables: para cuando no los usas tanto, para cuando sales o para cuando no necesitas “burbuja o mameluco aislante de protección total” estos son lo mejor, no tienen mangas y simplemente los tiras a la basura, te olvidas de lavar. A veces puedes reusarlos, si no hubo percances graves.Súper prácticos.
TAMAÑO: Corto – Mediano - Largo - Cobija
El corto, en realidad casi que solo sirve de adorno; porque cubrir, lo
que se dice cubrir y evitar que se ensucien la ropa es complicado. Vaya es como
jugar a dardos y sólo te haces ilusiones de atinarle al centro.
MANGAS: con o sin

TERMINACIÓN DE LA MANGA: resorte o abierto
Si eliges con mangas, definitivamente escoge uno que tenga resorte en
el puño, si no, tan sólo aumenta la posibilidad de ensuciarse y más, ya que no
es baja la probabilidad de que caiga la comida dentro de la manga y se escurra hasta
el ala (axila, para los finos).
PESTAÑA PARA CACHAR ALIMENTOS: con o sin
MODO DE ABROCHAR: lazo, botón a presión, velcro, resorte, de plástico rígido
Los de lazo son un rollo para ponerlos, para quitarlos y para todo. A presión aguanta más que con velcro. los de resorte les ajustan bien al cuello y no se les escurre la comida hasta la pechuga y tampoco es tan fácil que se los quiten. Los de plástico rígido resultan incómodos para algunos niños.
En fin, la elección del babero dependerá de dos factores principales:
- La personalidad de la mamá y el hijo
- Y las creencias y costumbres respecto a las “formas” durante las comidas y los modelos pedagógicos utilizados. ¡Vaya!, si dejas que coma con sus manos y por sí mismo o no, la primera opción generalmente implica en cuanto al orden un poco de caos mientras se logra el aprendizaje, pero ayuda a fomentar la autonomía.
Por tanto, tienes una amplia gama para elegir. Sin embargo, cabe
señalar que se debe tener presente que a final de cuentas, la tendencia debe ser
eliminar el uso del babero y dejarlo
para circunstancias verdaderamente necesarias en las que hasta tú te pondrías
un “Brobib”.
Así que sugiero que:
- No te obsesiones con el babero ni con la limpieza.
- Obvio ve educando en hábitos de limpieza, orden e higiene, pero con medida.
- Toma en cuenta que estás ante un niño y no un adulto.
- Relájate y acepta que los bebés y niños pequeños impecables solo salen en la revista Hola y en las pelis de Hollywood.
- Intenta ser flexible en la utilización del mismo, aprovecha cuando no quiera usarlo o cuando consideres oportuno que no lo use, para que se acostumbre a ser cuidadoso al comer para mantenerse limpio, mantener limpia la mesa y el espacio que le circunda.
Recuerda que lo más importante
es que logre ser autónomo y forje hábitos.
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