Los hermanos son
de los mejores regalos y “herencia” que los padres pueden dar a los hijos, "a pesar de los pesares"...
Desafortunadamente, habrá hermanos que por distintas razones, estén
distanciados o hasta desearían no haberse conocido. Sin embargo, estas son
excepciones que confirman la regla. A
pesar de que entre hermanos no todo es color de rosa, hay pleitos, celos y
hasta guamazos; lo importante es que por encima de esto, ellos son los primeros “iguales” más cercanos con
quienes se aprende a vivir valores fundamentales y se ejercitan habilidades
esenciales para la vida como ser social. De manera natural,
los hermanos se ven “obligados” a
compartir, a negociar, a solucionar problemas, a ser solidarios, a ayudar, a
aceptar y a valorar la riqueza de la individualidad y de las diferencias,
etc.
Tener más de un hijo a veces resulta un desafío e
implica más logística, pero también facilita
la labor de los padres, brinda compañía – amistad a los otros hijos y
multiplica los momentos inolvidables y alegrías. Cabe señalar que esto no
significa que el "hijo único" esté condenado a ser un asocial ni un maleducado,
ni mucho menos, pero sí representa un reto para sus padres el “suplir" esta
carencia.
El papel de
los padres es fundamental para lograr una sana convivencia entre los hermanos y
favorecer el establecimiento de una relación afectiva, respetuosa,
responsable, sólida y duradera. Desgraciadamente,
los padres a veces por ignorancia, inconciencia, stress o desesperación
fomentan con comparaciones, etiquetas, burlas y favoritismos, que entre los
hermanos exista rivalidad, rencores e inclusive
odios.
Cada pareja
es única y sólo ellos saben cómo quieren formar a sus hijos, siendo muy
respetable, si lo hacen responsablemente,
respetando su dignidad y buscando el bien de sus hijos. Nadie nace sabiendo ser madre o padre, ni
nadie es perfecto (asúmelo... entre más rápido, menos frustraciones). Por eso, es importante auto examinarte
diariamente, ser humilde para reconocer debilidades y errores, potenciar tus fortalezas, formarte constantemente y ser mejor madre o padre cada día.
Próximamente se expondrán algunas alternativas para
evitar caer en errores comunes al formar a los hermanos. Por mientras, te invito a
recordar, por un lado los aciertos y errores de tus padres y por el otro, los momentos
inolvidables que pasaste con tus hermanos, sean buenos o malos, pero que te
hayan marcado. A continuación, reflexiona sobre los aprendizajes y el crecimiento
obtenido en las diversas interacciones e imagina cómo hubieras sido y
cómo sería tu vida sin ellos. Finalmente, sería un buen detalle voltear al
cielo y agradecer haberlos tenido, sobretodo procuren apoyarse y cuidar su relación..
Valora y procura a tus hermanos
porque así enseñarás a tus hijos
a valorar y a velar por los suyos, por los demás y por ende, por la sociedad…
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