miércoles, 1 de agosto de 2012

Las paredes oyen y los niños oyen más…



Parece una obviedad, pero creo que no está por demás insistir en que los niños oyen más que las paredes, perciben más de lo que imaginamos y son más listos de lo que a veces creemos. Sin embargo, no toda información es apropiada para ellos, ya que además, en ocasiones no logran comprenderla, la malinterpretan y ni si quiera aclaramos dudas o corroboramos lo percibido porque pensamos que “no estaban escuchando”. Es curioso, porque parece que tienen una atención y retención selectiva para lo que no deberían o no les corresponde escuchar:

  • Groserías, comentarios despectivos y críticas

En realidad deberíamos erradicar todo esto de nuestra vida, ya que no dejan nada bueno ni para uno ni para los demás.

Ahora bien, no es raro que te pasara que vas al súper con en el coche con una amiga, ella se va a estacionar, una señora le dice que va a salir así que se espera. La señora se tarda, se tarda y de repente, en lugar de decir que no saldría, se da la vuelta por enfrente de su coche y se va caminando… Así que a tu amiga le sale del corazón: “ay esta vieja…”, no puede terminar de adjetivar porque ya tu hijo de 2 años que según esto, iba entretenido con su juguete está repitiendo sin cesar: “ay vieja, ay vieja, ay vieja…”  Parece chistoso, pero ¿qué está aprendiendo el niño?



Y esto es leve, pero creo que conviene reflexionar sobre este punto más allá de nuestras palabras y centrarnos en nuestras actitudes, comportamientos y estilos de vida. A continuación les dejo este link a un video muy ilustrativo:


  • Temas complejos de la vida

De pronto llega un amigo de visita a casa sin su esposa, que por cierto a tu hijo de 2 años le cae muy bien esta pareja porque juegan con él y le traen sorpresas. Llega justo cuando le estás dando de cenar a tu hijo, así que tu esposo también se viene y ahí, el amigo explica un rollazo de vida sobre la exmujer e hija, medio en clave porque tu hijo anda por ahí. Todo pareciera indicar que el niño ni se enteró, cenó bien mientras cantaba y jugaba. Al día siguiente, le pregunta su abuelita: “¿quién te vino a ver ayer?”  El niño: “Fulanito, pero su hija no vino, se quedó con su mamá”. Whattttttt?????? Si para ella tus amigos no tienen hijos y de hecho, ¡él no había podido ver a su hija desde hacía siglos!!!

En fin, no hace falta enlistar la temática, situaciones difíciles, culebrones y desgracias que conocemos que suceden. Además, resulta imposible hacer una lista porque cada quien y cada pareja decide qué sí y qué no deben escuchar sus hijos y hasta cuándo.  Cabe señalar que con el tiempo, nuestros hijos estarán enterados de “todo y más” o incluso, tendrán que aprender a vivir con circunstancias complejas e indeseables, ya que de una u otra forma son parte de nuestras vidas, no todo es color de  rosa. 

Ahora bien, hay asuntos de los que, prácticamente nunca, tienen que saber detalles sea porque forman parte de lo íntimo de uno mismo o de la pareja o porque no es prudente y necesario que los conozcan. 

Así pues, tomando en cuenta nuestros valores, la edad y personalidad del niño, el posible impacto y consecuencias de saber esa información, lo importante es aplicar la ley de la gradualidad, cuidar las formas y el fondo, al irlos adentrando en el “lado oscuro” de la vida y especialmente, verificar lo que entendieron, percibieron o interpretaron.

  • Chocoaventuras negativas de nuestros “angelitos” o de otros o que pueden producir un efecto adverso y comentarios sobre ellos 

Si estás contando, aunque no te rías, que el primito pintó la pared de la sala cual artista de arte abstracto, le estarás proporcionando grandes ideas a tu hijo para divertirse o llamar tu atención. O bien si él fue el artista, hasta podría confundirse y pensar que eso de pintar paredes te hace famoso porque no dejan de hablar de sus hazañas. Los niños son bastante creativos como para que les demos ideas o reforcemos acciones negativas.

Es típico que tú ya batallas enseñándole que no se pega para que justo tu amiga te cuente muerta de risa que su hijo en un berrinche se agarró a manotazos con otro niño, o que por nada del mundo come pescado ni verduras y que las escupe, etc. No te preocupes,  tu hijo toma nota de lo escuchado y aunque no repita exactamente igual la conducta, le encontrará una aplicación adecuada a lo percibido.

El aprendizaje por imitación (visto, escuchado o imaginado) es increíble, es una gran verdad que las palabras atraen pero el ejemplo arrastra y los niños siguen tanto a adultos como a niños. Por eso, sin compararlos, a veces resulta tan útil  que un niño haga algo, para que tú puedas hacer el “comercial” con el mensaje educativo.

Por tanto, con los comentarios que hacemos de ellos reforzamos conductas, tanto positivas como negativas, sin quererlo. Por ejemplo: un niño que está escuchando constantemente que come mal, que se porta mal, que pega, que es enojón, que ya no sabes qué hacer con él, etc., actuará ese papel asignado. Nos tenemos que “desacostumbrar” a publicar lo malo y en cambio, gritar lo bueno. En caso de querer desahogarte o pedir consejo, asegúrate de hacerlo cuando el niño no esté presente.


Es muy importante que no subestimemos la inteligencia, la capacidad auditiva y de imitación de nuestros hijos. Definitivamente, oyen más que las paredes, sin paranoias, es un hecho que incluso escuchan a través de éstas y leen nuestra mente.

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