martes, 24 de julio de 2012

De lanzamisiles a misil 2... Misil, porfis no explotes




Este post es la continuación del post De lanzamisiles a misil, por qué… porque quiero creer que alguien se quedó con la duda sobre el final de la historia… http://equilibrium4mom.blogspot.mx/2012/06/de-lanzamisiles-misil.html

Así que tras considerar que es normal que los bebés alimentados con lactancia materna puedan no evacuar algunos días. Decidí seguir mi instinto y desobedecer al pediatra, la verdad es que no me latía darle laxante hasta la siguiente visita, o sea, ¡3 semanas! Esperé a que mi “misil casero” explotara libremente el día y hora de su elección. Y así fue…

Debo confesar que tenía su gracia y ventajas tener un bebé que sólo hiciera pipí y en realidad tras la explosión añoraba que estuviera “tapada”. Pues es que como me lo imaginaba, ¡hubiera sido mejor no estar presente el Día “E” (día de la explosión)! Para qué describir lo que ni en sus sueños pudieran pensar que le cabe a una pulguilla humana de 53cms. Basta con mencionar que tras 3 ½ días el misil causó daños considerables. Vaya, sin lugar a dudas, lavar la ropita embarrada hasta la etiqueta del cuello con algo parecido a la mostaza de dijon pero amarillo chillón, no es en definitiva mi hobby.

No cabe duda de que un bebé es capaz de sorprenderte cada instante, de poner a prueba y vencer a los pañales súper absorbentes. Es tal su competencia que logra decorar su ropa, llenar el pañal y hasta una tacita de café. Por lo tanto, como tip por si les sirve o ansían no tallar tanta ropita, les comento que, tras varios derrames y cascadas, decidí comprar pañales de la siguiente talla aunque en teoría según su peso todavía no era necesario. Hasta ahora funcionan mejor, si  estás en la misma situación podrías probarlos, no te garantizo la erradicación total de daños colaterales tras la explosión, pero sí mayor contención de los mismos.

En fin, la siguiente explosión fue también de consistencia y color normal, igualmente después de 3½ días. Durante esos días ella se comportaba con normalidad y estaba de buen humor, no había signos de estreñimiento. Los hechos reafirmaron que mi instinto no andaba errado, no hacía falta un laxante. De ahí me relajé y en realidad no llevo la cuenta del periodo de fabricación de “misiles caseros”, lo que sí sé es que es bastante variable e impredecible, pero no ha pasado del record alcanzado.

Lo que considero más relevante de todo esto es que si algo no te late sobre lo que te dice el pediatra, infórmate y pide segundas opiniones (no sólo sobre este tema) y sobre todo sigue tu instinto (obvio corroborando que no haya más síntomas). Y que no me oiga mi pediatra, pero ninguno es todopoderoso ni infalible, nadie mejor que tú conoce a tu hijo.

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