Hay hijos que consideran un derecho estar becados
“ad eternum” por sus padres y piensan que sus progenitores tienen la obligación
de dotarlos, “rapidito y de buenas” de cuantas cosas se les ocurran exigir:
menús diarios con variedad propia de un restaurant de lujo, ropa de diseñador, cochecitos
y coches (dependiendo de la edad), viajes de preferencia en business, asistir
al cine y demás espectáculos con asiduidad y en primera fila, etc…
Así pues, si estos fueran los ítems de lista de
“deberes paternos”, resultaría imposible
ser un buen padre. Definitivamente estaríamos presenciando la era de “padres loosers” incapaces de amar
según las conveniencias y “necesidades” filiales.
Se está confundiendo el amor materno/materno con el
número de caprichos obtenidos. De hecho, este falso “derecho a todo y a lo
mejor” se ha convertido en un arma eficaz de chantaje para “sacarles” hasta la
risa, especialmente, a los padres que tienen remordimientos por no estar tan
presentes en sus vidas y a quienes se han creído la historia de que se les debe
dar “todo” a los hijos para que sean “felices” y no se traumen.
Por
tanto, ¿cuáles son las verdaderas obligaciones de los padres y los derechos de
los hijos?
El primer deber de los padres es el de amar y específicamente para los esposos, amarse. Amarse de verdad, con o sin cursilerías, pero
asumiendo responsablemente, por ambas partes, lo que implica el amor: querer
quererse cada día, buscar el bien propio y del otro, en las buenas y en las
malas, con fidelidad y perseverancia. Algunas parejas, continúan sus vidas por
caminos separados y esto no los incapacita para ser padres responsables, lo
importante es que vivan el amor verdadero, de acuerdo a su situación y
condición.
En segundo
lugar, cada uno debe optar por querer ser feliz. El que esté esperando a que el otro lo haga ser feliz, puede
quedarse sentado esperando, ya que nunca llegará el momento, ni teniendo por
pareja al mejor payaso del mundo ni a San José o a Santa Clara resucitados…
Si los padres asumen el primer deber humano de amar,
seguramente podrán cumplir con mayor facilidad los deberes naturales que tienen
para con sus hijos que se derivan del amor: respetarlos, formarlos integralmente
y en virtudes y valores, facilitándoles ser hombres y mujeres de bien que dejen
huella positiva por donde pasen.
Y si los padres son felices, sabrán serlo a pesar
de los pesares que vienen junto con las alegrías que brindan los hijos.
Y
entonces, ¿cuáles son los derechos de los hijos? ¿Qué nos pueden exigir?
Según lo anteriormente planteado y en resumidas
cuentas, parecería que lo que nos “podrían exigir” los hijos es ser amados,
incondicionalmente buscando su bien. Y efectivamente, están en todo su derecho
de exigirlo y recibirlo.
Para poder amarlos, primero hay que aprender a
amar, porque nadie da lo que no tiene. Ahora bien, cabe señalar que no es tarea
sencilla, ya que la maternidad/paternidad suele “poner a prueba” nuestra
capacidad de amar constantemente. Aunque si te sirve de motivación o consuelo,
si sales victorios@ puedes estar segur@ de que tu corazón se habrá agrandado a
talla XL y habrás tenido la oportunidad de vivir inolvidables momentos.
Ahora bien,
conviene recalcar que si bien toda persona tiene el derecho de ser amado y por
tanto, debería de poder exigirlo, en realidad ni si quiera eso “puede ser
exigido” realmente, ya que el amor se da libremente o no es amor. A final de
cuentas, todos tenemos que agradecer el
“ser amados. Desafortunadamente aunque eso sí sea lo que “nos merecemos”, no
todos han podido experimentar ese maravilloso don de quienes naturalmente
tendrían la obligación moral, así que quienes somos amados, aunque sea por una
persona, ya somos privilegiados y debemos agradecer ese gran regalo.
Por tanto, sabiendo esto, como padres tal vez
conviene replantarnos:
1. Nuestra
misión y deberes como padres
2. Nuestras
prioridades como personas – matrimonio - padres – profesionistas
3. Nuestro
estilo de vida
Para fomentar en los hijos:
1.
La capacidad de asombro por el don de la vida y
el amor
2.
Conciencia sobre la fragilidad humana y el poder
de la libertad humana
3.
Agradecimiento por todos los dones recibidos,
tangibles e intangibles, que les permita darse cuenta de que nada de lo que se
tiene “es merecido” y “debido”. Todo, todo, empezando por la vida y el ser amado, son
regalos que hay que agradecer, aprovechar y hacerlos fructificar
En conclusión, los hijos por “poder” pueden exigir
sin límite y por “derecho natural” pueden exigir lo que les corresponde como
personas y como hijos. Sin embargo, lo que hay que enseñarles con el ejemplo es
a ser agradecidos, a centrarse en lo esencial y en lo que sí tienen. En caso de
que algún hijo, por desgracia, no tenga
lo que merece, como el ser amados por sus padres, éste deberá aprender a
perdonar para que su capacidad de amar no se vea afectada y deberá buscar ambientes sanos y estables que le ayuden a
crecer como persona y a aprender a amar.
Finalmente, tú concéntrate en ser mejor, como persona y como madre o padre,
esto te exigirá ensanchar tu corazón, porque el amor obra milagros y es el
mejor fertilizante para que tus hijos se olviden de vanas exigencias, sean
agradecidos y puedan, libremente: hacer el bien, volar alto y ser felices.
Tú sabes qué te podrían exigir tus hijos, por eso, adaptando la frase de la Madre Teresa de Calcuta, la respuesta está en:
Que
los ames hasta que duela y cuando duela, que sigas amando…
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