jueves, 10 de mayo de 2012

Joyas preciosas


Mi tía me hizo favor de mandarme esta foto y quisiera compartirla.




Por diversas circunstancias, hay épocas en las que uno está más conciente del privilegio que es estar vivo, sano y tener una familia; más aún si tienes el regalo de caminar junto a un gran marido y tienen la bendición de ser padres. Es cierto que nunca puedes tenerlo todo, pero realmente conviene centrarte en lo que sí tienes, agradecerlo y valorarlo, sin esperar a perder algo de esto para entonces apreciarlo y añorarlo.

La foto me gustó mucho y da para pensar…

Una joya de diamante, para llegar a estar en tu cuello implica mucho más que tener dinero, ir a la tienda y comprarla. Al igual, un hijo es mucho más que concebirlo y parirlo u adoptarlo. Antes que nada, en ambos casos está la mano de Dios que da la posibilidad de existir. Ahora bien, el  desarrollo de ambos requiere años, se requiere de trabajo para la obtención del primero y la concepción-nacimiento del segundo. Luego, necesitan ser pulidos, en el caso de este último, tanto por otros como por sí mismo, para llegar a ser un “diamante precioso”.  A diferencia del primero, éste no puede/debe ser comprado ni utilizado como medio, ya que en sí mismo es un fin.

Una madre tiene la obligación de procurar formar a sus hijos para que lleguen a ser joyas preciosas, ella juega un papel determinante y diverso en cada etapa de sus vidas, siempre buscando que vuelen alto libremente. Durante el camino no todo es color de rosa, de hecho cual rosa, hay espinas. Cada momento tiene sus pétalos hermosos y sus espinas dolorosas. Lo que sí es es que cuando son pequeñitos como en la foto, te miran, te acarician, te dan miles de besos, se te acurrucan, buscan tus brazos y te abrazan… Esos instantes son verdaderamente las joyas más preciadas que jamás podrías tener ni comprar y quedan atesoradas en tu alma para siempre. Con el tiempo, crecen y cambia la relación según las etapas y aunque no vuelvas a poder cargarlos, lo importante es que los hijos en sí mismos, siempre son una bendición y las joyas más preciadas.

Gracias a todos nuestros hijos que han hecho que podamos festejar este día.

¡Feliz de las madres a todas!

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