martes, 20 de marzo de 2012

¿De dónde sacó eso?

La situación es la siguiente:

Al papá le gustan los gatos y sí tendría uno en casa,  pero de cualquier forma, no es muy animalero que digamos. A la mamá le gustan los animales... Mmm , bueno,  claro que considera que algunos hasta simpáticos son (en casa del vecino) y efectivamente son bonitas estas “creaturitas de la creación”, unos más que otros… Por ejemplo, a las avestruces hembras como que sí les hubiera caído bien que Dios tuviera un asesor de imagen, pero bueno, los caballos le fascinan, al igual que los delfines y las mariposas, aunque para ser sinceros, eso de las mascotas en casa no son su fuerte. Lo que sí moriría por tener sería al menos un caballo de los de Pablo Hermoso, pero para qué nos hacemos tarugos, con caballerango incluido.

Lo curioso es que a la niña, para ser exactos, le “enloquecen” los perros. ¿De dónde sacó esta pasión? Los ve y va tras ellos. Cero precaución, cero miedo y cero asco. Por un lado es bueno que no les tenga miedo y por otro fatal, porque no todos los perros son mansos. No es normal que le encante que un perrillo inquieto le brinque y la tire o que le lama la carita o peor aún, que hasta reciba los lengüetazos con la boca abierta y sacando la lengua… ¡Nooooo!!!!!! 

¿Herencia directa inmediata? Nula. ¿Aprendizaje a través del ejemplo familiar? Definitivamente no. ¿¡Cómo es que lo trae en sus genes!? ¿Cómo llegó a su sangre? No se entiende, pero es que verdaderamente, el Parque México – conocido como el “Parque de los perros”-, para ella es como el paraíso: perros grandes, medianos y chiquitos; juguetones, tranquilos, huraños o traviesos; peludos o pelones; con pedigree o “eléctricos” (cruzados con corriente); bonitos y feitos; etc. Da igual, tiene que sobar a todos y dejarse lamer, si no la cara, al menos les pone la manita para que se la chupeteen bien. Obviamente, la mamá tiene que hacer de tripas corazón y como los changuitos: no veo, no oigo, no hablo… Dejar que el tío y la novia, ambos dos animaleros, la acompañen en su tour de recogida de bichos, mientras ella “sufre de asco en silencio”.  Sólo ha ido una vez y no lo olvida, de hecho cuando se le pregunta a dónde quiere ir dice que “guau-guau”... ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué, habiendo tantos lugares quiere ir a ese en específico?

Otra cosa que no se entiende, es por qué de pronto con los perros conocidos después de acariciarlos como es debido, le entra como ansiedad y les da unos buenos jalones de pelo o pellizcos, golpe con lo que tenga a mano o patada, y hasta pone la correspondiente cara tensa de “ahí va el golpe”, frunciendo el ceño y apretando la boca. Nuevamente surge la interrogante: ¿de dónde saca esas conductas? Efectivamente sus padres no son fanáticos de los animales, pero les puedo prometer y prometo, que no los maltratan. Así que, ¿de dónde le sale lo “Elvira de los Looney Toones”? y ¿por qué mantiene esas conductas a pesar de los regaños y de las mordidas recibidas? ¿No se supone que aprenden de las consecuencias y una mordida al menos debería hacerla más precavida? ¿Por qué se ríe tras la mordida? ¿Por qué llora si intentas sacar a la perra y dejarlas separadas?

En fin, los niños son impredecibles y a veces ni las mejores teorías pedagógicas son capaces de dar razones lógicas de sus comportamientos. He llegado a la conclusión que hay preguntas sin respuesta, que son un misterio y no vale la pena gastar tiempo intentando resolverlas. Supongo que esto es un aprendizaje de tolerancia a la frustración como padres, ya que si bien uno intenta formarlos lo mejor posible, llegará el momento en que ellos comenzarán a tomar sus decisiones y no siempre serán las enseñadas, heredadas, ejemplificadas por sus padres ni las correctas. Sin embargo, no podremos evitar que se equivoquen y aprendan de las consecuencias. Llegará el momento en que querríamos estarnos preocupando tan sólo de que lama y se deje lamer por un “perro” (animal…) y que tenga que aprender que no se les pega a los animales, pero no será así.. Ya lo dicen: hijos pequeños problemas pequeños, hijos grandes problemas grandes.

Creo que estos temas sencillos son los que nos ayudan a ensayar a modo de prueba y error, cómo somos como padres, qué tenemos que mejorar,  cómo comunicarnos y formar a nuestros hijos. Asimismo, nos permiten descubrirlos como seres distintos de nosotros, seres únicos e irrepetibles, con cualidades y limitaciones, con gustos y pasiones diversas a las nuestras. Hay que  respetar y potenciar a nuestros hijos.

1 comentario:

  1. Tuluz esta spr padre esto que escribiste la vdd me pone spr feliz que tu hija ame a los animales y les de besitos =) jaja lo que no te gusta siempre te toca!

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