martes, 10 de mayo de 2016

ROMPIENDO PARADIGMAS: acompañar un parto en casa de una mujer casada con un médico, atendido por una partera...



Hay partos que te marcan y ese fue el caso del último, al que me invitó una gran partera a quien admiro y tengo el privilegio de conocer… Donde el parto fue una reunión familiar para celebrar la vida y recibir a su nuevo integrante...


Acostumbrada a partos en hospitales con protocolos estrictos y montones de procedimientos rutinarios innecesarios, pude experimentar la calidez, la intimidad, el profundo silencio y respeto por el milagro de la vida y por la persona (mamá y bebé) que puede brindar un parto en casa... La consecuencia de esto fue sorprendente, puedes presenciar un espectáculo sublime: la mujer “bailando y cantando" al ritmo de las olas intensas y frecuentes, su última canción con su hijo dentro de su vientre… 


La entrega, la paciencia, la delicadeza y la sencillez de una partera de linaje, profesional, actualizada, arrodillada, simplemente acompañando y esperando “el momento”. Siempre alerta pero sin querer robar protagonismo a la mujer ni al bebé, ni colgarse medalla alguna. Esto verdaderamente impacta y rompe paradigmas… Debo confesar que desafortunadamente, al estar acostumbrada a hospitales, por momentos en el expulsivo dudaba si era normal tanta espera "sin intervenciones"...


Por otra parte, el esposo resultó ser un personaje singular, ya que es médico por profesión e inevitablemente se notaba que a pesar de ser padre primerizo, no era la primera vez que estaba en un parto. Escuchar sus palabras de ánimo resultaba muy curioso y hasta simpático, ya que incluían tecnicismos y descripciones nada comunes entre las parejas. Sin embargo, lo más sorprendente es que siendo médico, dejó fluir el proceso, confiaba en su mujer, en su cuerpo y en su bebé... Hizo lo que los médicos deberían hacer: confiar, respetar y esperar…. Esperar con responsabilidad, sin intervenir innecesariamente… ¡Y bueno!... Como esposo cumplió de manera sobresaliente, hizo lo más importante: apoyarla, estar-estar con ella y amarla incondicionalmente...


En fin, y qué decir de los protagonistas de la historia mamá y bebé... Ella una mujer fuerte, preparada, empoderada y totalmente entregada a su trabajo de parto, que abrazó finalmente a su hijo precioso y sano, justo después de decirle que lo quería y que afuera estaba todo bien. Así, se fundieron en un largo abrazo piel a piel, aún unidos por el cordón umbilical hasta que éste dejó de latir. Para entonces, sin pausa pero sin prisa, poder cumplir “su sueño” de amamantarlo…


¡Felicidades a los nuevos papás!

Gracias por permitirme ser parte de su historia y por compartir tan hermosas fotos…

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