martes, 7 de agosto de 2012

Disfrutar la playita


Es simpático darte cuenta cómo al ser madre de hijos pequeños que dependen tanto de ti:

  • El tiempo personal – los minutos y segundos –adquieren un valor excepcional, son oro molido.
  • Los pocos planes que puedes hacer giran en torno a ellos, por el bien de ellos y tuyos, ya que cuando insistes en llevarlos al límite o a lugares/situaciones que no son “children friendly”, al final se sufre más que lo que se disfruta.
  • Adquiere un grado de dificultad superior el coordinar horarios cuando son más de uno. Con un hijo se podría afirmar que la situación está, como dicen los españoles, chupada. Cuando otro “elemento” entra a la ecuación, hay que compatibilizar horarios y actividades. Empieza el show y deseas más que nunca ser un pulpo, para tener unos pares más de brazos o en su defecto, contar con un alma caritativa, adaptable y eficaz que te eche una mano,  un ojo y hasta un pie.

Ahora bien, cuando estás con alguien sin hijos o cuyos hijos son ya mayores,  te das cuenta de que te has vuelto experta en aprovechar los microsegundos al máximo. Descubres que la percepción sobre las situaciones y la organización de actividades y prioridades es totalmente distinta.

  • Por ejemplo:  al acompañar a tu marido en un viaje de trabajo estás  en una ciudad con playa, de pronto puede suceder que te encuentres en el cuarto cuidándoles el sueño a tus hijos, quienes justo se quedaron dormidos cuando pensabas salir a conocer el acuario. Dada la situación, le planteas a la esposa del compañero de trabajo de tu marido, que por mientras, ella aproveche para ir a la playa y cuando se despierten le avisas para salir. Evidentemente, si pudieras escaparte a la playita 1hr-2hrs mientras ellos hacen su siesta, ¡firmabas! Es más, te irías corriendo aunque sólo fuera  por ½ hr a disfrutar del súper trinomio sol, arena y mar. Te daría tiempo de broncearte y hasta de tomarte una buena piñita colada (Claro, sin alcohol porque sigues dando pecho). Sin embargo, para tu amiga con hijos mayores, puede parecerle que no vale la pena  ir a la playa por tan poco tiempo.  Desde su punto de vista, no le compensa el rollo que implica ir y  además, pagar la sombrillita, si en cuanto despierten saldrán al acuario. Así que prefiere esperarse en su cuarto y ¡no ir a la playa!!!!!! Cuestión que te resulta inconcebible, ya que para ti, si  ½ hr es suficiente,  2 horas son un lujo. De hecho, que uno se quede sin playa resulta inevitable, dos… es ¡un “delito”, es un desperdicio que atenta contra el principio del placer de estar en la playa y disfrutarla!

Así pues, esto y otros detalles, te hacen agradecer y valorar cualquier compañía y/o ayuda para poderte dar escapaditas y momentos placenteros, que por mínimos que parezcan, para ti son como sacarte la lotería.

Aunque te digan y sepas que llegará el día en que volverás a tener tiempo de sobra y añorarás esta etapa que pone a prueba tu resistencia y aumenta tu paciencia, de vez en cuando es necesario un respiro para recargar pilas, créeme,  lo agradeces infinitamente.




¡Pili y Marlene¸gracias por su compañía y ayuda!

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