lunes, 23 de enero de 2012

El valor del tiempo...

Ser mamá te enseña el valor del tiempo y a valorar cada instante y segundo de tu vida.

En el embarazo aprendes el valor del tiempo de preparación para el nacimiento. La naturaleza es muy sabia, a nivel personal, paulativamente te va haciendo conciente de que alguien más está entrando en tu vida. Incluso el hecho de que la barriga te vaya creciendo hace que ocupes más espacio, se te dificulta hacer ciertas rutinas que antes eran normales, por las noches normalmente te empiezas a levantar más veces y empiezas a hacerte una leve idea de lo que será dormir por capítulos cuando nazca, también dormir con la panzota resulta un ejercicio para cuando tengan que dormir 3 donde normalmente había 2.

Asimismo, valoras cada semana que pasa, no sólo porque hay un momento en el que ya estás como prisionero contando los días para salir de cuentas, sino que por más cansado o incómodo que resulte semejante volumen que adquieres, sabes que es necesario esperar a que el/la bebé esté bien formado. La ciencia ha avanzado, pero la naturaleza no se ha modificado y no es lo mismo nacer de 25 semanas que de 40.

Y esto sólo es el inicio, porque cuando nace, especialmente al principio el tiempo enloquece los momentos de incertidumbre, de no saber qué hacer, de confusión parecen eternos, mientras que el tiempo personal y de ocio parece haberse huído al llegar el/la nuev@ integrante familiar. A unos más a otros menos, pero para tu tranquilidad todo cambio implica caos, lo bueno es que finalmente llega el equilibrio, siempre después de la tormenta llega la calma. Lo que sí hay que tratar de evitar es vivir en el pasado o en el futuro porque te perderás de vivir el presente, esa etapa con tu bebé es fundamental por más difícil que te pueda resultar, él/ella te necesita más que a nadie en el mundo... es con quien más tiempo ha pasado desde que empezó a existir. Es la voz que conoce, los latidos que l@tranquilizan.

Si ya es sabido que la mujer es multitasking... cuando nace tu hij@ lo compruebas, en un inicio la tarea más sencilla es un examen doctoral, pero después mientras cargas al/a la bebé llorando, con la otra preparas el biberón, mientras le cantas y le bailas para tranquilizarlo@, suena el teléfono y contestas al menos para decir que luego llamas. Además, descubres que un minuto da para hacer mil cosas, aprovechas el minuto de paz que valoras cual milagro para bañarte, peinarte, pintarte, mandar un mail e incluso hasta limpiar algo.

También confirmas que mujer precavida vale por dos, es recomendable tener presente que si tienes que llegar a un lugar a "x" horas, tu siempre debes tener un margen, porque eso que antes hacías de salir justita, se acabó o empezarás a llegar tarde siempre, ya que los niños tienen el "chip de la prisa" en off y justo se ensucian, se mojan o se les explota el pañal manchándose enteros cuando estás saliendo por la puerta.

Lo bueno es que también el tiempo se hace eterno cuando simplemente con mirante se emocionan o se ríen, te dicen mamá, te dan un beso, te dicen guapa, corren a abrazarte, logran hacer cosas nuevas... Esos pequeños instantes hacen que cualquier esfuerzo, sacrificio, desvelada y "falta" de tiempo personal valga la pena.

De cualquier forma, creo que lo importante cambiar nuestra forma de pensar y concebir la realidad, no es que nos falte tiempo, nuestra realidad ha cambiado y tenemos que ir modificando nuestros tiempos y buscando nuevas soluciones que se adapten a nuestra nueva etapa de vida. También es bueno recordar que la etapa de dependencia total, en proporción con lo que es la vida pasa muy rápido y es tan sólo un momento fugaz de su y nuestras vidas.

Hay que aprender a disfrutar y calorar el tiempo presente...

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