jueves, 16 de mayo de 2019

Lo peor y lo mejor de la maternidad




Hay quienes dicen que pienso mucho y la verdad es que sí prefiero desgastar el coco a tenerlo de adorno… Así que quítense que ahí les voy…
Este año, para el Día de las Madres, circuló en las redes sociales un video llamado The day you were born- SNL  (El día que naciste). https://www.youtube.com/watch?v=cRiGtHTJb0A  
Lo recibí unas 7 veces por distintos lados, así que estoy conciente de que no será muy bien recibido este artículo, ya que tuvo muy buena aceptación… Reconozco que es  gracioso porque hay situaciones, unas evitables y otras inevitables, con las que uno inmediatamente se identifica, pero lo siento, no puedo con el video. No me gustó por varias razones:

  • Presenta el parto como el peor día de tu vida y la maternidad como masoquismo puro, tanto que tienes que mentir para que tu hijo no se traume. En definitiva, no es muy motivador para quien se esté planteando tener un hijo y menos, para quien esté pensando que nazca por parto vaginal.
  • Evidencia, rutinas hospitalarias e intervenciones innecesarias que suceden durante el parto, proceso natural que se ha medicalizado, ocasionando que se trate a la mujer como enferma: confinándola a una cama sin libertad de movimiento y acostada, exigiéndole utilizar bata de enferma, atendiéndola en quirófano, dirigiéndole el pujo, realizándole episiotomía, llevándose al bebé, etc…
  • Muestra a la pareja desinformada, sometida a los doctores, desconfiada de la innata capacidad de parir de la mujer. Ella está apanicada, desconcentrada y fuera de foco, situación que le impide un desarrollo natural del proceso y altera el flujo hormonal necesario que le ayudarían a tener una experiencia satisfactoria.
  • Y ya con el bebé en casa, se escogieron “los peores” momentos para recordar la maternidad como una pesadilla… Y la maternidad es mucho más…

Por tanto, me parece que es un vídeo que alimenta el subconsciente colectivo de que el parto es una situación terrorífica que hay que temer y evitar, de la cual no se puede esperar nada bueno. Frente a esa situación de descontrol y violencia, queda patente que la mejor opción es no tener hijos, seguida por optar por una cesárea (innecesaria). Además, en caso de haber caído en el error de embarazarse, el terror se extiende a la miserable vida que te espera cuando nazca… Claro que la intención del video no es fortalecer la cultura de pavor al parto y rechazo a los hijos, ni disminuir la autoconfianza de las mujeres sobre sí mismas, ni minusvalorar a los hijos, la maternidad y la crianza… Pero lo hace…
Sin embargo, el parto no tiene por qué ser así… Es cierto que pocas mujeres afirman haber tenido un parto orgásmico (aunque las hay), pero muchas sí han tenido partos naturales humanizados satisfactorios. En los cuales, si bien ha habido dolor, no han sufrido. No han sufrido sintiéndose solas, ni han sufrido violencia obstétrica, ni han sufrido intervenciones rutinarias innecesarias.

  • Mujeres que han tenido partos preciosos, sí acompañados de la mezcla de emociones contradictorias  que inundan el cuarto ese día en el que fluyen cascadas de hormonas de todo tipo, pero que las aprovechan para saber qué hacer.
  • Mujeres empoderadas que paren, que son agentes de su parto y no meras observadoras sometidas que van a que “se los saquen” o “a alivarse” (como si estuvieran enfermas de “bebé).

  • Mujeres que entre besos, abrazos, velas, aromas, música, movimientos y sonidos instintivos le abren paso a la vida confiadas en que si ellas han sido capaces de cocrear un maravilloso ser perfecto, evidentemente  son capaces de parirlo. Por tanto, simplemente se dejan llevar y forman equipo con su bebé quien también sabe qué hacer, cómo y cuándo.

  • Mujeres con parejas espectaculares que las acompañan incondicionalmente,  quienes con gran ternura a pesar de los nervios, brindan tanto amor y seguridad que facilitan el trabajo de parto y lo hacen inolvidable.

  • Mujeres acompañadas por parteras, doctores y doulas entregados a su vocación de servicio que mantienen un profundo asombro y respeto por el milagro de la vida. Profesionales que respetan la unicidad de la mujer, su dignidad, sus tiempos y favorecen un ambiente lleno de confianza y libertad. Mientras ella y el bebé estén sanos, simplemente esperan, la protegen y cubren sus necesidades sin realizar nada innecesario.  

  • Mujeres que se conectan con su cuerpo e intimidad para dejarse llevar por sus instintos, alcanzando  un estado de conciencia alterado, en el cual danzan con su bebé en su vientre un último baile antes de poder besarlo…

Estoy convencida de que nos falta hablar sobre estos nacimientos y “normalizarlos” para que las mujeres no tengan que mentir sobre el día de su parto, para que no sigan creyendo que “eso” es parir, que abran los ojos y reconozcan que la violencia obstétrica no es lo que merecen y no están obligadas a aceptarla, que lo que sale en el video no es como debería de ser.
                Y respecto a la maternidad es un hecho que es compleja, empezando porque nunca vuelves a ser la misma, te adentras teniendo madre y sales siendo madre, te enfrentas diariamente a tus sombras y te encuentras amando y sacrificándote más de lo que te hubieras creído capaz.

  • Es cierto que a veces crees que no se pueda vivir con semejante agotamiento y descubres que sí.
  • Es cierto, que te pasa de todo y en el momento no es nada chistoso, pero luego lo recuerdas con una sonrisa y hasta con nostalgia.

  • Es cierto que por momentos no te cae en gracia eso de ser “única e irrepetible” y que quisieras no oír ni una vez más esa palabrita que perfora tus oídos: ¡mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaá! Y otras mil veces quisieras que tus hijos se dieran cuenta que existen otros seres además de ti, empezando por su padre, a quien también le podrían pedir lo que necesitan.

  • Es cierto, que a veces la paciencia se te agota y que aunque los amas con locura quisieras multiplicarte por cero…

Sin embargo, conforme pasa el tiempo descubres que tienes “memoria selectiva” y decides quedarte con la mejor parte de la maternidad: con esa primera mirada que te arrancó unas lágrimas, con la sensación de tenerlo piel a piel en tu pecho, con el olor inconfundible del recién nacido que desencadena que mueras de amor por él, con sus sonrisas y carcajadas,  con sus primeros pasos, con su amor por la naturaleza, con sus besos y abrazos, con la emoción que se siente cuando te dice mamá por primera vez, con sus ocurrencias y travesuras, con sus “regalos” especiales para ti, con su capacidad de hacer extraordinario lo ordinario, con sus pequeños y grandes logros diarios, con verlo/a crecer y ser cada día más…
                Es un hecho que olvidas muchas situaciones difíciles del día a día de la maternidad, pero lo bueno se queda grabado en tu alma. La mayoría no cambiaría su caótica vida con ellos por la “libertad”, orden y “paz” de una vida sin ellos… Porque descubres que, a pesar de los retos diarios y de los momentos agobiantes y extenuantes, desde el segundo que irrumpen en tu existencia, tú vida es con ellos o no es tu vida... Simplemente, ya no te ves sin ellosTu vida estaría incompleta

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