domingo, 15 de enero de 2017

MOANA




NOTA: si no has visto la peli y la quieres ver antes de leer opiniones y comentarios, mejor no sigas…

Antes de Navidad fuimos a llevar a los niños a ver Moana. Por ser demasiado racionalista, la "cuadradencia" no me permitía sacarle jugo a la peli, ya que es “bastante fantástica”… Fue hasta que iba de regreso a casa, al ir comentando y explicando la película con mis hijos, que pude “disfrutarla” y valorarla... ¡Hasta se me antoja volverla a ver sin que mi hemisferio izquierdo ande dando tanta lata!…



¿Por qué me encantó?

¡Pues es que  nos da muchas lecciones importantísimas y puntos para reflexionar!

Sin embargo, no puedo detenerme en cada punto y explicar que me fascinó cómo presentaron:


  • Que hay que valorar la sabiduría de nuestros ancestros y dejarnos acompañar por ellos y no tirarlos de locos.

  • Que tras cometer un error debes repararlo. Por eso Moana tiene que lograr que Maui regrese la piedra, el corazón de Te Fiti. No era suficiente que ella la buscara y la regresara, tenía que ir el responsable, aunque ella podía acompañarlo y ayudarlo.
  • Que todos cometemos errores, ¡hasta los papás y mamás! 
  • Que ni tus defectos ni tus errores te determinan para siempre. Mientras no estés frío y bajo tierra son vencibles y puedes cambiar. ¡Sí puedes!... Maui cambió y hasta regresó... 
  • Que la relación entre hombre y mujer no debe ser una lucha de poder sino un caminar respetuoso y complementario,
  • No despreciar a nadie. Todos tienen sus cualidades y aunque no lo creas, puede sorprenderte y enriquecerte.

  • Que la avaricia y la soberbia pueden hacerte brillar y atraer a quien quieras, pero en realidad te descubrirás solo y sin sentido de vida.
  • Que todos tenemos que ser agradecidos, nadie puede sólo decir "de nada". ¡Todos tenemos muuuuucho que agradecer!
  • Que quedarte "sin corazón" o sea sin capacidad de amar, te aleja del bien y te transforma en "malo".


  • Que no hay que minusvalorar nuestro potencial ni el de nuestros hijos, somos capaces de más de lo que imaginamos y si trabajamos en equipo podemos llegar más lejos. 



En fin, dadas las circunstancias y sabiendo que si es muy largo, no lo lee ni mi marido, decidí enfocar el artículo en 3 puntos que me parecen decisivos para aplicar en nuestras familias y continuar formando a nuestros hijos: 


1. HAY QUE ABOLIR SECRETOS FAMILIARES Y ASUMIR EL PASADO PARA VIVIR EL PRESENTE Y  FORJAR EL FUTURO.       



  • Los secretos familiares:
    • Enlodan las relaciones impidiendo transparencia,
    • Aumentan la posibilidad de que se desarrollen patrones negativos y destructivos.
    • Limitan el crecimiento propio y de los que nos rodean.
    • Dificultan la consecución de la felicidad verdadera.
  • Generalmente, la intención y finalidad de mantener un secreto familiar es “proteger”. Sin embargo, se genera malestar, dudas, incertidumbre, miedos, inseguridad, desconfianza y hasta enojo. Y el resultado final, invariablemente es un estado y una sensasción de vulnerabilidad y de desprotección.
  • Los “famosos secretitos” muchas veces se develan o son develados tanto en el momento y forma menos adecuada, incluso por las personas inadecuadas, agravando el daño. En el caso de Moana, afortunadamente fue su abuela Tala quien le abrió “la cueva” para que pudiera despejar sus incógnitas, viera la realidad y tomara libremente sus decisiones. ¿Pero qué hubiera pasado si hubiera sido de otra forma o se hubiera enterado por alguien más? ¿Qué pensaría ella de sus papás? ¿Cómo se sentiría? 
  •  Otra cuestión grave de los secretos, es que dejan impunes a los responsables, en este caso a Maui. ¿Pero y qué hay de quienes guardan y mantienen el secreto?...¡Pues obvio! ¡Se convierten en cómplices! Esto es fácil de entender en el caso de abuso intrafamiliar, cuando nadie “denuncia” o enfrenta al tío/tía y éste/a sigue haciendo atrocidad y media, entrando por la puerta grande y compartiendo la mesa, con la complicidad de “todos”… En la peli, Maui había robado el corazón de Te Fiti y era el responsable directo de que el mundo se estuviera destruyendo poco a poco. En la isla de Motunui “gracias al secreto”, vivían como si nada hubiera pasado. Sin embargo, el “secreto” no estaba solucionando la situación, ni impidiendo que ellos también murieran.  Así pues, ignorando con total inmadurez su identidad, el pasado y el problema, se convertían en cómplices de la destrucción del mundo y de ellos mismos…
  • ¿En tu familia has descubierto algún secreto o se guarda alguno? ¿Son cómplices de alguien? ¿Qué puedes hacer para acabar con el secreto? ¿Por qué no lo has hecho? ¿Obtienes alguna ganancia secundaria de éste? ¿Qué pasaría si no existiera ese secreto?


2. NO TRANSMITIR NUESTROS MIEDOS A NUESTROS HIJOS, NI LIMITAR SU FUTURO POR NUESTRO PASADO. NECESITAMOS FORMAR, ACOMPAÑAR Y APOYAR A NUESTROS HIJOS, PERO LLEGADO EL MOMENTO, DEJAR QUE CAIGAN, QUE LLOREN, QUE SE LEVANTEN Y QUE CREZCAN.      


  • Como Maui, tenemos grabado en nuestro cuerpo y alma nuestro propio diseño de tatuajes: fracasos, esfuerzos y logros.  Momentos llenos de amor, de tristeza, de enojo, de frustración, de impotencia y también de felicidad máxima.
  •  Nuestros tatuajes cuentan las múltiples historias y batallas que nos hacen ser quienes somos. Nos permiten dialogar con ellas, nos muestran lo aprendido y nos dejan seguir aprendiendo y creciendo. Es importante seguir tatuando nuestra historia, sin quedarnos estancados o atorados, asumiendo con humildad el pasado y valorando cada instante.  
  • Hay que saber darle su lugar al pasado y a los errores, porque si nos quedamos anclados y encerrados con ellos, “en una cueva”, perderemos la pasión por vivir. Hasta podemos caer en negar nuestra esencia, el ser “viajeros y conquistadores” de nuestra vida, nuestro destino, conformándonos con “estar bien”, en una isla.
  • A veces nuestra historia y nuestros errores del pasado nos pesan demasiado y quedamos:
    •  Como Maui: solo, refundido en su mini isla llena de su ego y miedos, añorando el pasado y su anzuelo perdido, que era lo que lo sostenía y le daba sensación de valor.
    • Como el papá de Moana, el Jefe Tui: viviendo una vida “normal”, más aún siendo “rey” de una comunidad y sacándola adelante responsablemente, pero igualmente prisionero de “su isla”… Sin vivir-vivir, ni dejar vivir “más allá del arrecife”…


3. DEJAR VOLAR E INCLUSO IMPULSAR EL VUELO DE NUESTROS HIJOS.




  • Es cierto que más de una vez quisiéramos que el aprendizaje vital obtenido de nuestras caídas y sufrimientos se pudiera heredar a nuestros hijos para evitarles lágrimas, pero la vida no es así.
  • Cada quien comete sus propios errores, cae en una u otra cosa, de una u otra forma y cada quien tiene una forma personalizada de aprender y levantarse.  Por eso, no pretendas que el libro o la película que a ti te ayudó o te marcó, el evento que determinó un antes y un después en tu vida o la persona que más influyó en tu vida, sean decisivos en la vida de tus hijos o los salven de cometer sus errores diferentes o iguales a los tuyos.
  • Es un punto paradójico, ya que es responsabilidad de los padres ejercer de padres y no de “cuates” de sus hijos, para no dejarlos huérfanos. Sin embargo, por otra parte es responsabilidad nuestra, impulsarlos a volar cuando llegue el momento.
  • Si queremos que vuelen y vuelen alto, primero hay que darles herramientas para que puedan hacerlo... A su forma sí, pero cuando sea el momento y estén listos. No se vale lanzarlos al vacío y dejarlos solos en nombre de un falso respeto por su autonomía... Hay que estar alertas a las frases tan de moda: "yo los dejo ser", "yo no me meto ni influyo", "cada quien su vida"... Cuidado con renunciar sutilmente a la obligación de protegerlos, educarlos y formarlos porque eso no es "dejarlos ser" sino simplemente "dejarlos" y abandonarlos irresponsablemente. Por cierto, el "no influir", el "no meterte", ya es un tipo de influencia y de meterte...
  • Así que sí nos toca meternos y  fomentar su autonomía, su capacidad de discernir el bien del mal y de elegir de entre los bienes el mejor para que puedan ser libres y amar de verdad. 
  • Pero antes, debemos amarlos con locura y lo deben saber y sentir. Debemos sostenerlos incondicionalmente para que sepan que tienen un hogar al que siempre pueden volver.
  • Y entonces sí, al parejo y según su edad y madurez, fomentar su autonomía y el fortalecimiento de la voluntad. Con prudencia hay dejarlos caer, cometer sus errores, llorar y esforzarse por levantarse y buscar soluciones. No hay que “resolverles” la vida, ni hacer por ellos lo que ellos pueden hacer; sino se volverán unos inútiles, perderán su identidad y se les irán atrofiando las alas, quedando incapacitados para emprender su vuelo.

En fin, resumo en 6 puntos todo el rollo anterior:
  • 1. Quita la piedra “de la cueva” y busca o reafirma tu identidad para que “sigas tu viaje”. Eso sí, no zarpes sin antes tener bien claro a dónde quieres llegar.
  • 2. Tira los secretos familiares directo a la basura.
  • 3. No heredes tus miedos. 
  • 4. Date tiempo para dialogar con “tus tatuajes”. Acepta y valora tu historia, aprende de ella y sigue tatuando tus batallas. Haz la paz con tu pasado.

Vuelve a llorar si es necesario,
vuelve a reír hasta que te duela la panza,
recuerda tus errores y lo aprendido,
enorgullécete de tus logros,
atesora lo atesorable
y acepta el pasado que ya no se puede cambiar,
para que puedas vivir el hoy,
forjes tu futuro y
realmente puedas sostener, apoyar e impulsar a tus hijos para que vuelen alto, muy alto.

  • 5. Forma a tus hijos en la verdad y el bien para que puedan volar en libertad y conquisten el amor, aquí y en la eternidad. Recuerda que aquí solo estamos de paso porque “somos viajeros”.
  • 6. Trabaja por el bien común, no te conformes con estar bien tú y los tuyos. Destierra el egoísmo, la omisión, el conformismo y los miedos. Déjales un mejor mundo a tus hijos.

No basta que “estén bien tú y los tuyos” en tu isla 
mientras el mundo se cae...

Aunque vivas muy bien en tu isla 

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