sábado, 30 de abril de 2016

Cuando se enferman qué haces con ellos en casa

Depende la enfermedad, pero cuando es algo "normal",  contagioso, fiebre y se sienten mal, el encerrón es inevitable.

¿Qué haces en el encierro, 
además de sentir que la casa se te viene encima 
y mirarte en el espejo y ver un león enajulado?

En primer lugar, los ves desguanzados y quisieras que no fuera cierto...

Derrepente te imaginas cosas terribles y otras vees piensas que tal vez eres una exagerada de lo peor. Sin embargo, te das cuenta de lo frágil que es la vida y lo vulnerables que somos y que son nuestros hijos... Obviamente, estás ahí por ellos y haces lo que sea, aunque por momentos quisieras huir...

Así transcurren los minutos que parecen horas.

Cuando arden y ni el ibuprofeno les baja la fiebre, los destapas, los bañas, hasta recurres a antipiréticos más fuertes y por momentos entras en pánico...

Obvio, no quieren comer, pero sí aún das pecho (aunque sea ya el final de la lactancia), revives lo que era tener un recién nacido... ¡Quiere teta sin parar, estás exhausta y hasta acabas adolorida!...  Lo cual en parte te tranquiliza porque al menos algo les entra, les hidrata, les tranquiliza y les da consuelo...


Cuando empiezan a resucitar, pero tampoco es que estén para andar rondando por la casa, tu cama se convierte en el cuartel general. Ahí los calzones de adorno para vestidos se convierten en sombreros:



Hacen obras maestras con los colores, mientras les plantas unos calzones húmedos en la cabeza para bajar la fiebre, porque si le pones un papel o toallita se le cae.



 Practican psicomotricidad, rasgando sus obras de arte...



Juegan a las escondidas con su colcha...


 Limpian todo con una toallita húmeda y ven Canta juegos o mother goose...



En fin, dentro de lo malo de la enfermedad y de no querer que visite nunca a tu familia, éstate permite hacer un parón en tu agitada vida y realmente estar-estar con tus hijos, jugar-jugar con ellos y verdaderamente mirarlos y agradecer su existencia y la salud...

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